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Mister Taylor, amputados y modelos > Rafael Muñoz Abad

El Tribunal Especial para Sierra Leona ha encontrado culpable de crímenes contra la humanidad a Charles Ghankay Taylor por los abusos y asesinatos perpetrados tanto en las dos guerras civiles liberianas, como por su apoyo al FRU de Sierra Leona con el tráfico de diamantes de trasfondo. Al igual que su predecesor, Samuel Doe, Taylor es una criatura de la CIA programada en sus orígenes para velar por los intereses norteamericanos en Liberia. Nada nuevo. Los comienzos de la que se denominó como la tierra de reacogida de los esclavos que eran liberados en unos entonces jóvenes EE.UU., se vertebraron en torno al constitucionalismo, las asociaciones filantrópicas y las logias masónicas que veían en la fundación de Liberia un acto piadoso tras siglos de esclavitud. Romántica teoría que contrasta con los que afirman que su nacimiento solo obedeció a que los norteamericanos habían llegado tarde al reparto colonial y vieron en la fundación de Liberia, más que una patria para los esclavos liberados, una oportunidad para una poner una pica en África made in USA. Las correrías de Taylor y algunas de sus atrocidades es mejor no citarlas porque este rotativo sale en horario diurno. Su llegada al poder se produjo a causa del desgaste de su mentor Doe y el hartazgo de la Casa Blanca por los continuos escándalos de corrupción y malversación de fondos. Con el tráfico de diamantes como el verdadero interés, hay que tirar de los cabos con el riesgo de acabar en las sedes de Tiffany´s; De Beers e incluso de algún congresista norteamericano y desde luego en el cuartel general de la CIA, para comprender como solamente por algo de madera, banderas de conveniencia o caucho, no se puede generar semejante lío. Taylor se convirtió en el señor de Liberia; en un tirano que puso los recursos del país y sus finanzas a los pies de sus caprichos. Después de ganar las elecciones de 1997 con el triunfo del voto al miedo, desmanteló el ejército y lo sustituyó por una milicia privada. Banda que a cambio de regalitos y haberle concedido un derecho de pernada en su más amplio sentido social, le era leal y lo protegía. El país se había convertido en un arrabal. Su apoyo personal a la guerrilla de Sierra Leona, las implicaciones en el tráfico de armas pagadas con diamantes sucios o el reclutamiento de niños soldados, hicieron que la comunidad internacional emitiese una orden de captura. La permeabilidad de las fronteras africanas y el sucio juego de intereses para que algunas solapas no se viesen salpicadas por semejante escándalo, supusieron que Taylor evadiese la justicia hasta su apresamiento en la frontera de Nigeria con Camerún; oculto en una comitiva de Range Rover´s con placas diplomáticas donde fue identificado y detenido en marzo del 2003. Recluido desde entonces en La Haya, recientemente ha sido condenado por crímenes contra la humanidad. Las vistas contra Taylor han revelado confesiones aterradoras sobre amputaciones y violaciones cometidas bajo su beneplácito. Y a la vez, curiosos o cuando menos surrealistas episodios. Una de las citadas a declarar fue la modelo Naomi Campbell. Sí, la misma que montó un cristo en Gran Canaria, donde su soberbia alcanzó límites insospechables al calificar de poco digno para su merced el establecimiento donde se hospedaba. En una cena benéfica celebrada en Sudáfrica, la Srta. Campbell fue objeto de la seducción de Taylor obsequiándole este con un juego de diamantes. ¿Quién redacto la lista de invitados? En su defensa, argumentó que desconocía los orígenes de las gemas e incluso el conflicto de Sierra Leona ¿Sabe usted Srta. Campbell que sus antepasados más inmediatos son africanos y que Sierra Leona no es una nueva fragancia?

Centro de estudios africanos de la ULL
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