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“¡No cierren mi cole!”

Padres, madres y otros familiares protestaron ayer con sus hijos para hacer patente su rechazo a la clausura de la escuela. | FRAN PALLERO

JESSICA MORENO | Santa Cruz de Tenerife

Los pequeños de la escuela infantil de Miramar, acompañados de sus padres y familiares, encabezaron ayer la manifestación para mostrar sus rechazo al cierre del centro escolar. Desde la plaza Weyler, los más de 250 afectados (entre niños y mayores) por el posible cambio de gestión de las instalaciones, recorrieron la calle del Castillo, pasando por la plaza del Chicharro, para llegar a la del Patriotismo, con el fin hacer partícipe a los vecinos de la situación.

En estos momentos la escuelita, que fue creada como obra social en 1975 para facilitar el acceso al mercado laboral de las madres solteras, funciona con fondos de la entidad bancaria CajaCanarias, la cual ha planteado recientemente la posibilidad de un cambio de modelo de gestión del centro. Para ello, proponen que sean los trabajadores los que se encarguen de las instalaciones.

Sin matrícula

Los padres y familiares de la escuelita, ubicada en el barrio de Miramar, en la capital tinerfeña, critican que con esta medida el centro se convertirá en una guardería privada. Además, denuncian que dado a que aún no tienen por escrito qué es lo que pasará en un futuro, el próximo curso los niños podrían quedar sin escolarizar. En esta línea, el presidente de la AMPA, Francisco Rodríguez, explicó que, como aún no hay nada determinado, los plazos de matrícula en otros centros ya se han cerrado. A ello se suma el hecho de que muchos padres cuyos hijos están en esta escuela no podrían hacer frente al pago de las matrículas en centros infantiles privados. “Si aquí pagamos entre 40 y 100 euros, aproximadamente, otras guarderías podrían cobrar más de 300 euros”, indicó.
Del mismo modo, señaló que se trata de la escuela subvencionada con fondos de la Obra Social que mejor funciona y, además, destacó su importancia para los vecinos del barrio, “donde en estos momentos muchos de los padres o no pueden abandonar sus trabajos para cuidar de los niños o se encuentran en paro”.

Además, los padres de los pequeños que acuden a diario a este centro (que son 126) destacan la calidad del servicio de la escuela, que atiende a menores de entre los 14 meses hasta los 5 años. Por ello, piden que el centro siga prestando el mismo servicio con el actual modelo de gestión. Para ello, no descartan continuar con las protestas en los próximos días. Por su parte, fuentes de la entidad bancaria que financia la escuela infantil aseguraron a este medio que en ningún momento se ha propuesto el cierre, sino un cambio de gestión, puesto que opinan que el actual modelo está obsoleto. Así, insistieron en que, de momento, no tienen interlocutor para dialogar, y aseguraron que el objetivo “no es desatender, sino con menos recursos intentar hacer más cosas”.