a babor >

Orgías > Francisco Pomares

Conste que he puesto el título a ver si alguien me lee. O sea, por lo mismo que Miguel Cabrera dijo en el Parlamento lo de las orgías. Para llamar la atención. Resulta que el diputado popular Cabrera Pérez Camacho, famoso por su afición a la rima asonante, se descolgó en Teobaldo Power con una airada diatriba contra lo que definió como la “orgía impositiva del gobierno regional”. Cabrera se queja de que nos aprieten las tuercas en materia fiscal y propone cerrar la policía autonómica y privatizar la tele regional. Se adelantó en un día Cabrera a CEOE -Tenerife, que ha dicho lo mismo, e incluso calcula que esto va a suponer 21.000 despidos más. No sé a quién tiene haciendo las cuentas la patronal tinerfeña, pero es un hacha sumando despidos por culpa de otros, vaya fiera… En fin, que no quiero llevarle la contraria a Cabrera, pero cerrar la policía y privatizar la tele no resolvería el problema de las cuentas, aunque es verdad que a los enemigos de Rivero le daría para unas cuantas risas. Y es que la tele y la volcánica son los dos únicos asuntos a los que el presidente pasa revista personalmente. Dicen que si no todos los días, sí cada vez que puede. Lo cierto es que la guanchancha es hoy una rémora inútil, y además un capricho impropio en tiempos de escasez. Deberían cerrarla, sí. Pero conviene recordar que fue apoyada por el PP -por el propio Cabrera, entre otros- cuando Soria era socio de Rivero. Y con la tele ocurre tres cuartos de lo mismo: el PP se opuso hasta que dejó de hacerlo. Ahora, fuera del Gobierno, puede volver a la carga. Y hay motivos: Rivero la ha convertido en una instancia a su absoluto servicio, un tinglado servil con su presidencia. Para lograr tal resultado, Rivero ha conculcado la legalidad cada vez que le ha interesado, como demuestra la última sentencia sobre la manipulación del concurso de informativos. No sería mala cosa privatizar la tele, y hacerlo en serio. Seguramente esa será la solución al agujero de las televisiones públicas regionales. Pero para encontrar alguien que quiera comprarla, creo yo que habrá que esperar a mejores tiempos económicos. En estos no va a ser fácil que nadie manifieste interés a dar un duro por ella, a no ser que el dinero para funcionar lo garantice el Gobierno. En cuanto a lo de la orgía impositiva, estoy totalmente de acuerdo con Cabrera: no voy a enmendarle la plana al diputado de los versos sobre el abuso reiterado al que someten a nuestros bolsillos, pero -por seguir con su figura poética sobre la revoltura impositiva- yo diría que en esto de los impuestos, la administración estatal y la regional aspiran a un menage a trois con la ciudadanía. No entiendo porque a Cabrera le parece tan mal que nos porculee el Gobierno regional para cuadrar sus cuentas, cuando el de Rajoy hace exactamente lo mismo, y él no se queja. Será que cuando lo hace Rajoy, a Cabrera le gusta.