LA CLAQUETA > FRAN DOMÍNGUEZ

Rockero cazanazis

CARTEL - UN LUGAR DONDE QUEDARSE
Cartel del filme.

Las películas marcadamente heterogéneas, que transitan de un género a otro en un permanente viaje de ida y vuelta, corren el riesgo de convertirse en un verdadero pastiche, en un lienzo deslavazado. No es el caso de Un lugar donde quedarse, la última película de Paolo Sorrentino, ese director italiano que sorprendió hace apenas unos años con Il divo, cinta ganadora del premio del jurado en el Festival de Cannes. Y es que a una enrevesada historia: la de una antigua y desconectada estrella del rock a la búsqueda de un nazi que maltrató a su padre en un campo de concentración durante la Segunda Guerra Mundial, le corresponde igualmente un escenario con diferentes registros.

Sorrentino usa la comedia como cimiento en esta intimista road movie con tintes dramáticos que juguetean, siempre sin perder de vista el humor y la ironía, con aspectos como la gloria perdida, la venganza, la melancolía y la esperanza. Retazos a modo de ensambles de David Lynch; incluso, cuando se pone poético, de Terrence Malick, arman una película que tiene como pilar maestro a un extraordinario Sean Penn en el papel de Cheyenne, el desfasado rockero, cuya caracterización está inspirada en el gótico líder de Cure, Robert Smith, si bien su fisonomía parece más cerca de Eduardo Manostijeras que de otra cosa.

El inquieto Penn, a quien acompañan actores contrastados como Frances MacDormand y Harry Dean Stanton, y una prometedora Eve Hewson, a la sazón hija de Bono, el cantante de U2, se luce con su inclasificable personaje, un verdadero caramelo interpretativo. La música cierra todo este edificio cinematográfico, no en vano el nombre del filme está tomado de la canción This must be the place (traducida, Un lugar donde quedarse), de Talking Heads, grupo comandado por David Byrne, artífice también de la banda sonora de la cinta, en la que también realiza un más que apreciable cameo.