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Rupturas y falta de un proyecto > Manuel Iglesias

No se sabe hasta qué punto puede tener trascendencia efectiva en hechos la reunión del rey don Juan Carlos con el presidente del Gobierno canario, Paulino Rivero, porque la hoja de ruta del Gobierno del PP parece trazada por Mariano Rajoy de una manera que indica que no piensa apartarse de ella, digan lo que digan otros, incluyendo el soberano (que reina, pero no gobierna, y cada vez menos en las actuales circunstancias personales y familiares) pero contiene aspectos destacables sobre los que se puede reflexionar.

Ha pasado algo desapercibida la afirmación de Rivero sobre el riesgo de una “fractura territorial” por las políticas del Gobierno central. ¿Qué ha querido decir con esa frase ? Una fractura es romper o quebrantar algo (“con violencia”, dice el diccionario) y el añadido de territorial parece apuntar, dicho con palabras llanas al alejamiento de un territorio del Estado.

Si lo que ha señalado Paulino Rivero es la amenaza de un independentismo, teniendo en cuenta que son declaraciones de un presidente del Gobierno canario, es algo delicado, aunque está poco claro tanto el sentido neto de lo que ha dicho como quién protagonizaría tal amenaza y, de ser así, si algunas instituciones participan en las intenciones, bien sea por acción o por omisión. Y es un asunto tan serio como para que no nos movamos con ambigüedades de “es que me han interpretado mal”.

En los planteamientos de Rivero al Rey hay otro tema para destacar. Es cuando dice que el actual Gobierno de la nación no tiene un “proyecto para Canarias” y ese es un asunto en el que tiene mucha razón. Se ve, con más o menos intensidad, una estrategia con Cataluña, con Euskadi, con Andalucía o con Galicia, pero no se puede decir que exista algo igual perceptible para Canarias, pese a que el Archipiélago, por su distancia geográfica y sus singularidades, ha tenido siempre en todos los ejecutivos del Estado una política específica, porque tiene cuestiones distintas a los de otros territorios nacionales, con soluciones diferentes. Porque si no fuera así, el problema que se crea es mayor que aquel que se quiere solucionar.

En estos momentos no hay esa sensación pública de “un proyecto para Canarias” en el Gobierno de Mariano Rajoy y eso resulta aún más chocante porque en el mismo figura un ministro canario que, además, se conoce muy bien la realidad socioeconómica del Archipiélago y de sus carencias y debilidades porque fue vicepresidente económico del Gobierno canario. Por el contrario, sus actuaciones parecen dirigirse más a defender las discutidas políticas de Madrid en las Islas, que a proyectar la dura realidad canaria dentro del gabinete.

Y de alguna manera, estos asuntos pueden estar relacionados. Si no hay un proyecto para Canarias desde el Gobierno central, no sería de extrañar que otros quieran crearlo de diferente manera, incluyendo en sus tesis esa todavía inconcreta “fractura territorial”.