N. DORTA | Guía de Isora

En un día de primavera, sin demasiado calor, San Isidro Labrador salió de la iglesia del casco para dar la vuelta al pueblo acompañado de carrozas engalanadas con los motivos tradicionales canarios; unas arrastradas por la gasolina del motor y otras por grandes yuntas que aguantan casi todo.

La comida: papas, sardinas, mojo y vino, tampoco faltó. Es algo fundamental para atraer a las miles de personas que se dieron cita en un festejo cultural que se remonta a comienzos de la década de los años cincuenta del siglo pasado.

Y es que fue en 1952 cuando vecinos del casco de la localidad, entre los que se encontraba el recientemente fallecido Fernando Olmo, organizaron la primera edición, tras la llegada a la iglesia de la talla religiosa en honor a San Isidro Labrador.

Desde ese año y hasta la década de los ochenta del siglo pasado, la romería isorana fue organizada por una comisión de fiestas, integrada por vecinos y componentes del grupo folclórico local Nuestra Señora de la Luz. Con posterioridad, el Ayuntamiento de Guía de Isora asumió su realización.

En los últimos años, la romería ha rescatado las tradicionales carretas tiradas por bueyes y vacas, que durante mucho tiempo fueron sustituidas por camiones, algo, aunque más cómodo, menos vistoso. Ayer, para que los vecinos y visitantes pudiesen disfrutar de la cita romera, la Concejalía de Cultura entregó a todas las carretas participantes comida y bebida.

Los grupos folclóricos de la comarca tampoco faltaron para acompañar a San Isidro en este recorrido festivo. Al llegar a la plaza tuvo lugar el tradicional baile donde los romeros ataviados con el traje típico, y otros muchos sin él, disfrutaron hasta el atardecer.

El viernes se celebró la cena de magos en la plaza. En un recinto acotado se colocaron mesas y comida. Hubo bailes al son de parrandas y grupos, que se subieron al escenario para interpretar folías, isas y hasta boleros. El fin de semana romero se completó el sábado con otra verbena.