Con tres bonos como tres soles mañaneros ha obsequiado Titsa a Borja Franco por haber salvado a 60 personas de salir muy mal paradas de un trayecto entre Santa Cruz y el Sur.

Bueno, también le enseñaron las instalaciones y le invitaron a ponerse al volante en el simulador de la compañía, a pesar de la pericia demostrada en el manejo de la guagua real.

Esto que le ha pasado a Borja es una de esas cosas que se cuenta y no se cree. Él iba plácidamente en la guagua, por un golpe de gracia de la vida justo detrás del conductor, cuando observó que este se iba escorando hacia un lateral en lo que es una actitud impropia de un chófer solvente.

Enseguida se da cuenta de que el hombre no está bien, ni consciente, y de que si no se da el caso improbable de que recupere la consciencia y vuelva a ejercer sus funciones, se van a estallar en mitad de la autopista.

Agarra el gigantesco volante, endereza buenamente el rumbo, halla el freno de mano y reza lo que sabe para que el brusco frenazo no suponga, entre el tráfico de la TF-1, un remedio peor que la enfermedad. A todo esto, 60 personas gritan despavoridas como coro de fondo.

Tres bonos parecen magra recompensa por esta heroicidad, pero es que en las informaciones no se especifica si son de 12 euros, de 30, o abonos mensuales de 43.

Un acto público de agradecimiento por parte de la empresa no habría estado mal, pero debe ser que han cerrado ese capítulo dentro del plan de ajustes.

Borja, ya te lo habrán dicho, pero me gustaría sumarme: gracias.