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A por un cambio en el rumbo de la economía > José Fernando Cabrera

Es algo en lo que casi todos estamos de acuerdo, pero, sin embargo, la realidad es que vamos por el camino contrario. En Canarias, el 32% de la población activa está en paro, situación muy difícil y que se va a agravar en los próximos meses. El turismo, principal motor de la economía, no está siendo apoyado; todo lo contrario, se están tomando medidas que ya han determinado que Canarias haya comenzado este año perdiendo turistas, casi el 5% en el primer cuatrimestre, que, de continuar esta dinámica, y todos los datos apuntan a ello, se convertirá a fin de año en una pérdida de clientes de, como mínimo, el 6%. En efecto, el informe del prestigioso consultor alemán GFK estima una reducción de ventas en Inglaterra para Canarias a final de abril del 7%, para el verano, y del 6% para el próximo invierno, a lo que hay que añadir lo tocado que está el mercado peninsular, mientras que el mercado alemán se mantiene estable. Esta pérdida de clientes va a suponer de aquí a final de año la destrucción de unos 10.000 empleos, lo que se traduce en un aumento del paro del 3%. Ello nos llevará a final de año a una cifra de parados de alrededor del 35%, lo que socialmente es un drama, y económicamente una quiebra.

Un país con más del 20% de paro es técnicamente inviable, y el ejemplo más cercano lo tenemos en la economía española, a punto del rescate. En opinión, y la de muchísimas personas que estamos preocupadas y comprometidas con las Islas, el camino que se ha trazado es equivocado. Incrementar el IGIC en el 40%, eliminar la inversión en obra pública y rehabilitación, disminuir notablemente la promoción turística y volver a la filosofía de hace 20 años de vender Canarias puramente como clima y sol, después de haber gastado ingentes esfuerzos y recursos para especializarnos y diferenciarnos de nuestros competidores, lo podemos pagar muy caro. El precio es menor consumo, pérdida de competitividad, pobreza y desempleo. La alternativa que hay que adoptar es la contraria: reducción drástica de las sobredimensionadas estructuras públicas, redundantes y con niveles de productividad muy bajos, liquidación de empresas, órganos y servicios públicos no demandados e innecesarios, eliminación de gastos superfluos y aplicación de todos estos recursos a inversión productiva. Es lo que han hecho con éxito los países más avanzados. Tenemos que invertir en obra pública y rehabilitación, desbloquear en el Parlamento la legislación urbanística, apoyar la agricultura de exportación, que en Canarias tiene aún grandes posibilidades, proteger nuestra industria, y en especial, la turística, que va a cerrar el año con una ocupación hotelera del orden del 60%, lo que significa que tenemos capacidad para, en vez de perder turistas y empleo, atraer de cuatro a cinco millones más y crear cien mil nuevos puestos de trabajo. Los turistas están, y afortunadamente cada día se viaja más en el mundo. Solo nos llega, aproximadamente, el 1% de los potenciales clientes, pero ya, desgraciadamente, no vienen solos: hay que traerlos, y para ello hay que poner talento e inversión.

Seguimos teniendo enorme fe en las posibilidades de Canarias, pero en nuestra modesta opinión hay que cambiar el rumbo de nuestra economía.

*Hotelero y expresidente de Ashotel