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Alejo Trujillo: “Siento alivio y estoy satisfecho con lo realizado”

Alejo Trujillo deja próximamente su cargo al frente de la Cruz Roja. | SERGIO MÉNDEZ

TINERFE FUMERO | Santa Cruz de Tenerife

Derrocha una afabilidad escasa a la par que agradecida en estos tiempos. Una amplia sonrisa corrobora su declaración de alivio por la responsabilidad perdida, pero también deja entrever su satisfacción por la tarea hecha, que ha devuelto a Cruz Roja el prestigio perdido a mediados de los años noventa al resultar afectada la entidad por la marea de corrupción que enfangó la última etapa felipista. Hoy Cruz Roja vuelve a ser, para los canarios y para el resto de los españoles, un referente de solidaridad sin mácula.

Alejo Trujillo (Santa Cruz de Tenerife, 1953), un gomero de Alajeró nacido accidentalmente en la capital provincial, tiene mucho que ver con el prestigio recuperado.

-Se sentirá extraño tras tantos años de responsabilidad al frente de la Cruz Roja en esta Comunidad Autónoma…

“Me siento aliviado. He vuelto a sonreír desde el punto de vista familiar, de llegar a casa relajado, de estar dando un paseo con mi mujer, algo que [sonríe] hacía mucho tiempo que no sucedía”.

-¿Dimitir del cargo le ha devuelto la sonrisa?

“Me refiero sobre todo al ámbito familiar porque en Cruz Roja he sonreído mucho con las actividades que llevamos a cabo, por todo aquello que con profesionalidad, dedicación y cariño hacen los voluntarios de Cruz Roja, que no es otra cosa que ayudar a los más vulnerables”.

-Hablaba de alivio, pero algo habrá de trauma en el cambio…

“Me encuentro liberado de una gran responsabilidad y, la verdad, me voy satisfecho del trabajo realizado. Pero también, claro que sí, hay algo de tristeza porque llegué a Cruz Roja hace ya 28 años, y son muchos de estar vinculado a esta institución con distintas responsabilidades. Han sido y seguirán siendo mi familia, siempre al lado de los voluntarios, siempre intentado ayudar de los demás”.

-Pero no deja la Cruz Roja…

“Qué va. Lo que pasa es que hasta ahora ayudaba desde un despacho y ahora lo haré como un voluntario de a pie”.

-¿Por qué deja la presidencia?

“Considero que ha llegado el momento de dar el relevo, deben de encargarse otras personas ahora, y estoy seguro que con los equipos provinciales y autonómico actuales, a los que considero un lujo, no hay problema. Es más, cualquier voluntario que conozca la casa lo va a ser que yo con toda seguridad”.


-Luego es cuestión personal…

“Es personal porque tengo que cambiar el orden en la estructura de mi tiempo. Antes era primero la Cruz Roja, luego mi trabajo y al final mi familia; ahora será mi familia, mi trabajo y Cruz Roja

-¿Hay relevo?

“No sólo ese relevo lo hará mejor que yo sino que también es importante acabar con esa sensación de que siempre está el mismo en el cargo”.

-Entre sus logros se encuentra la supresión de la alternancia en la presidencia autonómica.

“Cuando yo llegué se repartía la Presidencia de Cruz Roja para Canarias entre las dos provincias. Al llegar fue de lo primero que hablamos, ya que era una anomalía dentro del estado, así que de entrada lo que hicimos fue que esa alternancia tuviera lugar cada dos años y luego, con el respaldo del presidente nacional, Juan Manuel Suárez del Toro, se logró que el presidente canario fuera como en el resto de España. Así fue presidenta Mari Carmen Marrero, una compañera de Las Palmas, y en 2003 entre yo, que he estado dos mandatos y empezaba la tercera. Pero me ha podido el cansancio y que a uno le gusta trabajar en equipo y ahora hay otras ideas… Es bueno dar un paso a un lado y que entre gente con ganas. No es fácil conseguir un presidente autonómico de Cruz Roja, porque implica responsabilidad y trabajo”.

-¿De cuántos millones de euros es esa responsabilidad?

“El presupuesto de Cruz Roja Canarias en 2011 fue de 23 millones de euros”.

-¿Recuerda qué presupuesto tenía cuando usted llegó, hace ya 28 años?

“Uff… No sé la cifra exacta pero sí recuerdo que estaba en La Laguna y para comprar una ambulancia se necesitaba subvenciones del Cabildo y del Ayuntamiento más donativos de la gente… La verdad es que Cruz Roja ha dado un cambio tremendo desde entonces”.

-¿Por qué ese cambio?

“Por una persona: Juan Manuel Suárez del Toro. Cuando entró en el año 1993, justo cuando yo llegué a la Presidencia provincial para sustituir a José Vicente González Bethencourt. Suárez del Toro era entonces presidente autonómico y fue el elegido para relevar a Carmen Mestre… [a escala nacional]”.

-De ingrato recuerdo para la organización…

“La verdad es que Juan Manuel cogió la Cruz Roja con unas deudas enormes. Imagínese, se debían 21.000 millones de pesetas [126.212.541,92 euros] a la Seguridad Social y a Hacienda. Él presentó al Comité Nacional un plan de viabilidad para acabar con la deuda que finalizaba en 2007, y así ocurrió”.

-Pero las reformas de Suárez del Toro van más allá de la recuperación económica..

“Por supuesto. Gracias a Suárez del Toro llegó la modernización de Cruz Roja y su democratización”.

-Proceso del que usted no es ajeno precisamente…

“Como miembro del equipo he participado y he apoyado plenamente ese proceso, claro que sí, y la buena imagen de Cruz Roja en Canarias hoy se debe a esos cambios, pero sobre todo a los más de 15.000 voluntarios y al apoyo de los más de 55.000 socios…”

-¿Cómo es la relación entre Cruz Roja y las administraciones públicas de Canarias?

“Magnífica. Nosotros estamos muy agradecidos tanto al Gobierno de Canarias como a los cabildos y a los ayuntamientos, pero permítame terminar lo que le decía: esa buena imagen se debe, sobre todo, a los medios de comunicación, que han trasladado nuestra labor a la sociedad con rigor y transparencia. Les estamos muy agradecidos porque gracias a los medios a la gente le llega el día a día pero también el resultado de las auditorías y los controles que hacemos en la organización”.

-¿Cómo se encuentra Cruz Roja de Canarias en la actualidad respecto a medios y voluntarios?

“Bien. El presupuesto recogido en la Memoria de 2011 es de 23 millones de euros, lo que supone un descenso de 800.000 euros con respecto al ejercicio anterior. Pues de esos 23 millones el 50% son fondos propios de Cruz Roja, provienen de la aportación de esos 55.000 socios y de la recaudación del oro -por cierto, ya a la venta- que genera unos ingresos importantes. También mantenemos la banderita, pero más por la nostalgia y por esa relación con el ciudadano que por lo que se recauda. Otra fuente de ingresos es cuando participamos en iniciativas privadas como conciertos musicales, etc.”

-¿Las finanzas de la organización están resistiendo bien la crisis económica?

“Estimo que sí. Ese descenso de 800.000 euros se debe fundamentalmente a las subvenciones, pero me gustaría romper una punta de lanza a favor de las administraciones, porque han habido recortes pero se han centrado en el servicio a inmigrantes, que ya no tiene esa necesidad porque ya terminó aquella llegada masiva”.

-¿Cómo ha afectado la crisis a la organización de Cruz Roja?

“Desde luego que han habido cambios, pero no tantos. Nosotros, por citar un ejemplo, siempre hemos repartido alimentos y ayudas a ciudadanos en temas puntuales como material escolar y así… Pero el mayor cambio es que ahora son más las personas que tocan la puerta de Cruz Roja, y lo más preocupante es que muchos de ellos tienen vergüenza de tocar la puerta o incluso no lo hacen. Parejas que hace un par de años trabajaban los dos y ahora han tenido que volver a casa de sus padres…”

-¿Hace falta un refuerzo psicológico ante este nuevo perfil de personas que demandan ayuda?

“Sin duda. Contamos con un equipo de psicólogos que nos ayudan en este asunto, además de su misión cuando se producen emergencias como la muerte hace poco de un niño en un colegio de Icod o también el accidente de Spanair…”

-La población canaria envejece ¿Un nuevo reto para Cruz Roja?

“De hecho ya trabajamos con la atención a personas mayores con el servicio de teleasistencia domiciliaria, que también es para discapacitados, y que llega a más de 5.000 usuarios en Canarias, además del transporte adaptado… Pero trabajamos ahora con el problema de los centros, que tenemos carencia de plazas en las Islas. El año pasado abrimos el primero en El Hierro y estamos encantados, ya que había experiencia en la Península pero no aquí”.

-¿Tienen en estudio crear otros más centros para mayores en otras islas?

“Nos hemos ofrecido”.

-¿Qué otras respuestas prepara Cruz Roja ante las nuevas necesidades de los desfavorecidos?

“La Cruz Roja de proximidad. Se trata de intentar que nuestros voluntarios atiendan a los necesitados. Claro que ya se hace pero queremos mejorar más y conseguir un contacto mayor para que todos se beneficien de cuando se reparten bombillas de bajo consumo, de dispensadores de agua, que estén ahí cuando hay que acompañarlos al médico, al banco…”

-¿Cuál es la prioridad en el caso de los mayores?

“El mayor mal que sufren los mayores canarios, más allá obviamente de los achaques y demás, es la soledad. Para ellos una llamada, aunque sea para hacer la agenda, es mucho y quieren seguir hablando con el voluntario. Y hay que afrontar ese mismo reto, porque no solo envejece la población canaria sino que además cada vez es más longeva”.

-La familia ha devenido en una red fundamental para amortiguar los efectos de la crisis. ¿Cómo afecta la propia crisis de la institución familiar?

“Siempre intentamos sustituir aquellas deficiencias que son fruto de esa ausencia de apoyo familiar. Un buen ejemplo lo tenemos en La Palma, donde se ha llevado a cabo una experiencia piloto de teleasistencia móvil. Pronto se llevará a cabo en toda España, o eso creo, y es un gran avance porque ya no hará falta que el señor o la señora estén en casa para tenerlos controlados. Qué bueno será que esa persona pueda salir de casa con su móvil en el bolsillo y, si tiene algún problema, se le pueda localizar por vía satélite. La tecnología también nos está ayudando”.

-¿Cómo condiciona el presupuesto de Cruz Roja las distintas aportaciones de las administraciones?

“Le pongo un ejemplo: en víctimas de violencia de género aquí, en esta provincia, apenas trabajamos, pero en Las Palmas se encarga Cruz Roja… Otro ejemplo, el Cabildo de Tenerife nos apoya en infraestructuras, nos da coches, vehículos de 17 plazas y así, mientras que el Cabildo de Gran Canaria nos da otras cosas… Cada uno utiliza la Cruz Roja para unas cosas o para otras, y funciona, la verdad”.

-¿Resulta un problema para Cruz Roja tanta administración en Canarias?

“No. El Gobierno autonómico nos ayuda en programas como la ley de dependencia, y ahí va transporte para mayores, teleasistencia, inmigrantes… Luego los cabildos nos ayudan con menores, infraestructuras… Y los ayuntamientos están para programas a pie de municipio, de la mano con sus servicios sociales… Para nosotros las tres administraciones se complementan bien, el único problema es que ahora tienen menos presupuesto, pero nosotros solo tenemos palabras de agradecimiento para ellas”.

-¿Cómo quiere despedirse después de tantos años?

“Dando las gracias a los voluntarios, a los trabajadores, a los socios, a las administraciones públicas, a los medios de comunicación, a las empresas que colaboran y, en general, a la sociedad canaria”.

-¿Qué tiene Cruz Roja que la hace tan diferente?

“Tiene un valor añadido fundamental, que su gente hace las cosas por nada, y cuando las hace es con cariño, sin más premio que la sonrisa que recibe. Eso es lo que tiene de especial la Cruz Roja”.