Al fin respiró tranquilo; por poco, por muy poco su declaración de la renta salió negativa; según el borrador, Hacienda, que somos todos (pero unos más que otros), le comunicó que le devuelven cincuenta y siete céntimos. Sus únicos ingresos proceden de una cuenta de ahorro que, en los últimos dieciocho meses, sólo había generado unos modestos intereses de apenas dos euros y ochenta céntimos. Lo más curioso es que el interesado no había pedido la famosa liquidación previa, realizada por el ministerio y que tanto facilita la labor de los resignados contribuyentes. Con las expectativas de vida que ahora tenemos en España (no sabremos hasta dentro de cierto tiempo la posible influencia de los sucesivos recortes sanitarios) tendrá, según los cálculos de sus parientes, una trayectoria tributaria de ocho o nueve décadas. En estas fechas donde la comadre Merkel, airada por las derrotas sucesivas en feudos tan significados como la Renania Westfalia, ha dirigido todos los controles e inspecciones a este país, sería bueno presentarles el ejemplo del joven Santos, como paradigma de nuestra seriedad contributiva. Los lectores recordarán esta noticia como un paréntesis grato en medio de la irresponsabilidad institucional que rodeó a Bankia, como una leve sonrisa en medio de una broma pesada y negra que tendremos que pagar entre todos. ¿Recuerdan las pugnas entre Ignacio González y Rodrigo Rato, el Merlin de las finanzas, por la presidencia de ese colador millonario, cuyos agujeros se taparán con los menguados fondos de sanidad y educación? ¿Recuerdan los enfrentamientos entre la enérgica Aguirre y los interpuestos de Rajoy? ¿Conocen el costo de las indemnizaciones a los directivos de este sonoro fiasco? A nuestro amigo pagador, que tiene dieciocho meses de edad, le deseamos larga vida y la mayor felicidad pero, sobre todo, tiempos de mayor calidad y limpieza y horas de esperanza, frente al ceniciento panorama de declaraciones con el que cada día despertamos. “Si el niño tuviera quinientos mil euros en la cuenta de ahorro -dice su padre- entiendo que Hacienda estuviera encima del caso, pero con el poco dinero que tiene, nos parece desmesurado que se haya generado un borrador”. Los progenitores tienen cita para aclarar el caso, por qué se ha generado este borrador, si es correcto, si como tutores del niño tienen que incluirlo en el borrador familiar o que hacer la declaración personal a partir de ahora. “Españolito que vienes al mundo, te guarde Dios”, porque Cristóbal Montoro ya hizo tu declaración.