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“Caminaré 800 kilómetros en un mes”

Filiberto empezará su andanza en Oporto en solitario, como lo hiciera en 2010 y 2011. De esos viajes son sendas fotos sobre estas líneas, en que se le ve mochila al hombro y el cayado de peregrino por pueblos del Camino de Santiago. / FRAN PALLERO


VICENTE PÉREZ | La Laguna

En 1959 dejó su Garafía natal y se fue de emigrante a Venezuela, donde fue comerciante, estudió filosofía oriental y se hizo naturista. Regresó a Canarias más de cuatro décadas después, para cuidar a su padre anciano. Ahora Filiberto Rodríguez Pérez, con 75 años, casado y con tres hijos, concentra su afán en completar el Camino de Santiago en diversos ramales. En años anteriores ya hizo 2.200 kilómetros a pie, y hoy parte hacia Oporto en avión para empezar allí una nueva caminata: 800 kilómetros en menos de un mes, con meta final en la catedral del apóstol.

Pero su auténtica aventura vital, su viaje más enriquecedor, no ha sido a América ni a Galicia, sino a sí mismo. “Soy bastante feliz, porque la felicidad no viene del tener, sino del ser; estoy en armonía y en paz”, afirma este vecino del barrio lagunero de La Cuesta, que se define como “sanador-naturista”.

En su casa tiene una especie de consulta donde, de forma altruista, ayuda mediante el taoísmo y el yoga a quienes se la piden para superar estrés, insomnio, depresión, mala circulación, bajas defensas o mala alimentación. Sus recomendaciones para una vida más saludable las cuenta en su blog www.alternativasnaturales.webnode.com. Con ese vigor interior emprende hoy un nuevo reto físico y mental, desde la ciudad portuguesa de Oporto. Primero hará 400 kilómetros hasta Santiago de Compostela, a razón de unos 30 kilómetros diarios. En la capital gallega, catorce días después, descansará, y a la jornada siguiente y cogerá una guagua hasta Ferrol, donde recorrerá a pie otro tanto de nuevo hasta Santiago, con igual promedio diario de kilómetros. En total, un mes de viaje en solitario, a través de esta vía histórica de peregrinación, quedándose en albergues, donde le irán sellando un pasaporte que le expidió el Obispado de Tenerife. Al final, eso le dará derecho a un certificado final que acreditará el haber completado esta peregrinación.

Pese a todo, Filiberto se confiesa una persona “más espiritualista que religiosa”. “Dios no es budista ni musulmán ni cristiano, porque sólo hay uno, y está en todo, en la vida, en la naturaleza, en el hombre…”, proclama, mientras pasea por Vistabella, oteando una panorámica espléndida de la capital tinerfeña, antes de rematar una reflexión: “Lástima que cada religión hable de su Dios y lo quiera imponer como el único y el verdadero”.

Asegura que el taoísmo puede ayudar mucho al ser humano (políticos y economistas incluidos) en esta época de crisis, con principios como la ética y la disciplina. La misma que necesitó cuando, en 2010, salió de Lourdes, atravesó Los Pirineos y el Norte peninsular hasta llegar al santuario gallego. La misma fuerza vital que le llevó en 2011 de Zaragoza a Compostela.

Recuerdos de esos viajes tiene muchos, pero uno se le aparece siempre como una catedral en el paisaje de la memoria: “En Burgos, en 2010, estuve siete días caminando solo por una sierra bajo un atroz temporal; lo pasé muy mal, pero nunca perdí la fe ni el espíritu de superación”.

“Al llegar a la meta sientes la ilusión de haber concluido algo que te trazaste, y disfrutas viendo a tanta gente que se sacrifica caminando hasta Santiago de Compostela buscando un no se qué que da satisfacción”, relata este hombre amable, con esa inteligencia que hace brotar de las palabras más sencillas los pensamientos más profundos.

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“Encontraré gente de todo el mundo”

“Iré solo, pero sé que no estaré solo, porque en anteriores ocasiones me encontré con gente de muchos países, de todo el mundo, hasta japoneses, coreanos y jamaicanos, y canarios”, explica, ilusionado. En Tenerife camina cada semana 40 ó 50 kilómetros, y desde La Cuesta (en La Laguna) sube y baja andando a la costa capitalina cuando tiene que ir a hacer una diligencia. Ha dado la vuelta, por etapas, a La Palma y El Hierro, y es un senderista empedernido.

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