Diario de un gourmet… > José Luis Zubieta

Desde el mazazo de esta tarde no me he recuperado del shock por el fallecimiento de Manolo, Manuel Iglesias García, era Premio Nacional de Gastronomía 1997, miembro de la Real Academia Española de Gastronomía y de los poquísimos y renombrados jurados que se reunían en el The World’s 50 Best Restaurants Academy, con sede en Londres. Además de vicepresidente de la Academia de Santa Cruz de Tenerife y presidente del jurado de los Premios anuales de Gastronomía de este periódico.

La gastronomía en Tenerife y en Canarias tenía un referente, y ese era Manolo Iglesias. Jamás sabremos reconocer lo que se ha creado en torno al Plan de Gastronomía del Cabildo del cual era su coordinador.

Canarias vende ocio, servicio y sobre todo turismo, y la gastronomía está de moda, hace breves fechas le comentaba a un miembro del Gobierno de Canarias porqué no se realizaba en nuestra comunidad autónoma, la labor que existía con el Plan de Gastronomía del Cabildo de Tenerife, el plan de Manolo Iglesias.

Además siempre se quejaba de la cantidad de compromisos que tenía para asistir a invitaciones de restaurantes y como miembros de numerosos jurados y certámenes nacionales e internacionales a los que asistía y que continuamente reclamaban su colaboración.

También, su amor por Sudamérica hacía que colaborara con las Academias de Gastronomía de Argentina y Chile además de su conocimiento de Venezuela. En Sudamérica, me comentaba, se encontraba como en casa, donde cada año viajaba en sus vacaciones.

Hoy nos reuniremos los miembros de la Academia de Gastronomía en el almuerzo que teníamos prefijado desde hace varias semanas y en donde por gentileza de Manolo hacia todos los Académicos, aportaba unos vinos de una excelente Bodega de Ribera de Duero y mejor añada, que desde hacía tiempo los tenía en su casa y como me dijo hace escasos días, “como no puedo tomármelo yo solo, prefiero compartirlo con todos los Académicos, pero no incluyas en el menú ninguna referencia de que es un regalo mío, pon que una aportación de un Académico”.

El martes por la noche, en mi última conversación con él, me comentaba que había conseguido unos embutidos artesanales y que igualmente los aportaría para los entremeses de nuestra comida.

Ese era Manolo Iglesias, un hombre de fuerte carácter, al que había que conocer para saber que debajo de su primera impresión existía un gran corazón, un gran amigo, un excelente compañero y una mejor persona.

Quien en vida fue un gran amigo, después de fallecido lo seguirá siendo y que sepas amigo mío que desde la Academia de Gastronomía te reconoceremos y te querremos siempre.

Descanse en paz, un verdadero gourmet.

*Presidente de la Academia de Gastronomía