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El Astrofísico fabrica el nuevo ojo del GTC

Jesús Patrón y Mary Barreto, junto a las piezas de EMIR en el laboratorio del IAC, en La Laguna. / SERGIO MÉNDEZ

VERÓNICA MARTÍN | Santa Cruz de Tenerife

Se llama EMIR y significa Espectrógrafo Multiobjeto Infrarrojo. Este gran aparato de 4,5 toneladas de peso es uno de los grandes proyectos que la división de instrumentación del Instituto Astrofísico de Canarias (IAC) está construyendo para que el Gran Telescopio Canarias (GTC) siga siendo el más importante del mundo. Tecnología punta de máxima innovación que se ha diseñado al 100% en Canarias y que se ha construido en un alto porcentaje, también en las Islas. En estos momentos, gran parte de sus pieza se prueban y se ensamblan en el laboratorio del centro lagunero. Jesús Patrón y Mary Barreto son los gestores del proyecto y explican que se trata de un gran reto tecnológico pues “en el mundo hay solo otros dos similares”.

Es un instrumento multifunción que permitirá al GTC trabajar en el rango infrarrojo cercano con una gran calidad. El jefe de instrumentación del IAC, Ramón García López, explica que hay múltiples aplicaciones para el EMIR: servirá para hacer un mapa del Universo o para detectar exoplanetas. Es una cámara de gran campo y espectrógrafo multiobjeto de resolución intermedia en el infrarrojo cercano. Lo esencial para operar en este rango es que el aparato trabaje a -200ºC porque a esa temperatura se evita el ruido. Los científicos quieren decir con esto que es la forma de neutralizar la radiación (en forma de calor) que emiten todos los objetos y que distorsiona la recepción de datos. La gran parte del trabajo de estos técnicos es, precisamente, luchar contra ese ruido para poder escuchar (más bien visionar) perfectamente a las estrellas u otros cuerpos. Bajar la temperatura es realmente una misión complejacomo, también, lo es estudiar hasta 50 objetos a la vez gracias a un sistema de máscaras automatizado. La idea es “tapar” el resto del cielo y poder apuntar solo al objeto (o a los objetos) a estudiar. Para ello crean minieclipses falsos con caretas metálicas que, puestas delante de receptor, ocultan el resto del cielo.

La novedad está en que estos filtros en otros telescopios se hacen a mano y uno a uno, pero EMIR es capaz de crearlas sobre la marcha gracias a un sistema de 50 barras que se van moviendo en función de las coordenadas del objeto. Más de 100 motores y 400 minirodamientos son necesarios para ello.