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El barrio que logró recuperar sus fiestas

Panorámica de San Antonio, uno de los barrios más populares de La Matanza y de toda la comarca de Acentejo. / MOISÉS PÉREZ

GABRIELA GULESSERIAN | La Matanza de Acentejo

La zona de San Antonio fue en el pasado, el centro de la ganadería de Acentejo. Una tradición ganadera que se remonta varios siglos atrás pero que aún mantiene viva muchas de sus costumbres. Así, cada 17 de enero, el barrio celebra sus fiestas y la Octava Ganadera en honor a San Antonio Abad, patrono del barrio y de los animales, una de las más antiguas de Canarias.

Allí se dan cita miles de fieles para asistir, en la ermita que lleva el nombre del santo, a la bendición de centenares de cabezas de ganado caprino, ovino, equino y vacuno que quedan protegidos por él.
La iglesia, además de ser el centro de casi todas las celebraciones, es una de las riquezas arquitectónicas con las que cuenta San Antonio y que forma parte de un complejo más amplio que reúne una plaza, dos casas típicas canarias restauradas y el terrero de arrastre.

Otro tesoro de este núcleo, también muy apreciado y cuidado por los vecinos, es la zona de Los Nateros, un espacio de gran valor medioambiental e histórico y de singular belleza, donde se mezclan el atractivo volcánico de la montaña de San Antonio con los colores de los castañeros y los cultivos de papas y viñas. En los últimos años, el paisaje agrícola-ganadero, sobre todo en la parte más céntrica del barrio, ha sido sustituído por varios bloques de viviendas, muchas de ellas impulsadas por el Ayuntamiento de La Matanza de Acentejo con el fin de ayudar a que muchos jóvenes lograran el sueño de tener una casa propia. También, con el auge de la construcción muchos vecinos vieron la oportunidad de vender sus terrenos. Una realidad que algunos “lamentan” pero que otros aceptan porque es la única manera de hacer frente al crecimiento poblacional que ha experimentado el barrio en las últimas décadas.

San Antonio cuenta, según los vecinos, con todas las infraestructuras necesarias: polideportivo, colegio, plaza, asociación de vecinos, iglesia y un terreno para el arrastre de ganado. / MOISÉS PÉREZ

Pero si hay algo que caracteriza a San Antonio, es que sus habitantes son y han sido siempre una piña. “Para lo bueno y para lo malo”, dicen. Por eso, no dudaron en unirse para recuperar las fiestas en honor a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, dejadas de lado hace 18 años pese a la gran devoción que generaban. Los miembros de la asociación de vecinos ya tenía agotadas sus fuerzas y no había personas predispuestas a coger el relevo debido al gran trabajo que supone su organización. Si bien el año pasado se lograron rescatar algunos actos, será el próximo fin de semana cuando “arranquen” con todas sus fuerzas. Las actividades, que incluyen campeonato de fútbol sala; festival infantil de variedades; verbenas; y luchada entre solteros y casados, darán comienzo desde el viernes, y el sábado y domingo lo harán desde primeras horas de la mañana.

Es este último día, uno de los más esperados por los habitantes de San Antonio dado que se volverá a sacar a la Virgen, co-patrona del barrio, en procesión desde la ermita hacia la parte de arriba.

Los nuevos implicados, que cuentan con el apoyo de la vieja directiva y de muchos vecinos que quieren colaborar, no paran y dedican sus horas libres a armar el escenario en la plaza, organizar rifas y ultimar todos los detalles.

Están ansiosos y nerviosos porque quieren disfrutar de una fiesta que, sin duda, se ha recuperado gracias a la “piña” que han hecho los vecinos.