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“Estamos rescatados desde marzo de 2010”

FRANCISCO J. CONCEPCION
Francisco J. Concepción, en su despacho en Santa Cruz de Tenerife. / CRISTINA GARCÍA

VERÓNICA MARTÍN | Santa Cruz de Tenerife

Francisco J. Concepción habla con seguridad de su materia. Es el único EAFI -es decir, firma de asesoramiento financiero acreditada por el Mercado de Valores- en la provincia-. Sabe que sus conocimientos valen oro hoy en día, porque, en el mundo convulso de la crisis financiera, nadie tiene claro casi nada. Algunos de sus clientes tienen mucho dinero que invertir y, por tanto, que ganar o perder. También tiene intención de ampliar su espectro para dar información a pequeños inversores y ahorradores.

-¿Nos han rescatado o no?

“Estamos rescatados desde marzo de 2010, cuando España no pudo colocar su deuda pública sin contar con la asistencia de un organismo externo como el Banco Central Europeo. Esta fue la primera intervención. Ahora, se trata de una facilidad crediticia de 100.000 millones de euros para apuntalar algunas de las entidades crediticias españolas”.

-Ese matiz es esencial: algunas entidades…

“Siempre he distinguido entre cajas de ahorro y bancos. El FROB (Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria) tal vez se debió llamar Fondo de Reestructuración Ordenada de Cajas (FROC). Algunos bancos en España son el resultado de fusiones de cajas: es el caso de Bankia, y el asunto es que se han juntado problemas de entidades pequeñas y se han convertido en un gran problema de una entidad mayor”.

-¿Dónde estaban esos problemas?

“Los bancos gestionados profesionalmente, como entidades privadas, no han tenido estas dificultades que sí están en las entidades públicas: en las las cajas de ahorro que no eran gestionadas con criterios de eficiencia o con el objetivo de lograr el máximo interés de sus accionistas”.

-Entonces… ¿La política influyó negativamente en este mercado financiero?

“Sin duda. La política o la acción de Gobierno influye en todo. En el sector financiero no opera el libre mercado, está tremendamente controlado. Hay un Banco Central Europeo -o de España, en el caso nacional- que decide la política monetaria. Y es éste el que tiene capacidad para fijar el nivel de tipos de interés y emitir moneda. Nada de esto no tiene que ver con el libre mercado”.

-Eso es evidente pero…, con las cajas hay que destacar la participación política en los consejos de administración…

“Las cajas eran el 52% de la industria financiera en España. Si la mitad de tu sistema financiero no está gestionado con criterios de eficiencia, gestión y costes…, tu país tiene un problema. No se trata de rescatar a una entidad sino a la mitad”.

-¿Cuántas van a desaparecer?

“Creo que, al final, igual que en otras industrias, quedarán seis u ocho entidades financieras en nuestro país. Las cajas serán absorbidas por bancos, como está ocurriendo ahora con La Caixa y CajaCanarias-Banca Cívica, que, por ejemplo, abrió sucursales no por criterios económicos sino políticos o sociales. En España sobra un tercio de oficinas”.

-¿Cómo hemos pasado de ser la Champions League a esto?

“Ese es el gran debate. Hay muchos actores: desde el Gobierno de la nación, con su capacidad para realizar y ejecutar reales decretos; o el Banco de España, que es el que debe controlar los balances. Además, había una regulación que permitía valorar sus activos a precios que no eran los del mercado. Cuando esto se reajusta, aflora todo. Ahora, esas pérdidas son tan abultadas que se llevan por delante la solvencia de la entidad y es cuando nace la necesidad de ayudarla por la desconfianza”.

-¿Por qué es tan importante, vital, restituir la solvencia?

“Un banco no solvente no puede ser prestamista, que es su función principal. ¿Cómo restituimos la solvencia? De dos formas: o la entidad financiera se dirige al mercado para que sus accionistas, o el que sea, le preste ese dinero que necesita, o, como es el caso que nos ocupa, pide ayuda a organismos supranacionales y multilaterales para que le den dinero. En este momento, la primera opción está vetada y no queda otro remedio que acudir a la segunda”.

FRANCISCO J. CONCEPCION
"Esto funciona como una hipoteca; si no pagas, el banco se queda con la casa; el Estado avala". / C.G.

-Estos días se plantean muchas dudas como… ¿Quién realmente está ayudando a quién y a costa de qué?

“La opción que ha elegido el Gobierno español es la de ayudar a las entidades financieras con problemas, por la incapacidad de éstas de acudir a los mercados. Con esto, el Estado reúne esos recursos a través unos fondos liberados por los países del euro, que han sido creados para ayudar a los países que lo requieran: el MEDE, que es el Mecanismo Europeo de Estabilidad, y el FEEF, el Fondo Europeo de Estabilidad Europea. Ambos se crearon para asistir, si fuera necesario, a países de la zona euro que pudieran plantear problemas”.

-Pero… está claro que no es gratis y la duda es si los ciudadanos lo terminaremos pagando…

“Es un dinero de los estados. Es un préstamo a unas condiciones más favorables a las que el propio país obtendría en los mercados de capitales. España podría haber emitido 100.000 millones en bonos de Estado, sí , pero estaríamos pagando un 6% de interés y, con esto, parece que el préstamo va a ser al 3,5%. El ahorro de intereses es sustancial. El préstamo lo suscribe el FROB y éste inyecta esos recursos en las entidades financieras con problemas, que han debido, previamente, presentar un plan de recapitalización… El Estado es el que avala todo el crédito”.

-Y si no pueden hacer frente al crédito… ¿Qué ocurrirá?

“Esto funciona igual que cualquier préstamo… Si no pagas la hipoteca, el banco se queda con la casa. Si la entidad fuera incapaz de afrontar esas obligaciones, el Estado pasaría a ser dueño de la parte de capital que se requiera. Ocurrirá como con Bankia, que, en este caso, el FROB tiene ya el 100%”.

-¿Qué el Estado se quede con las entidades no puede ser una losa?

“Lo primero que hará el Estado es intentar vender a otras entidades. Si esto no fuera posible, tendría que liquidarla. En este momento, están nacionalizados Cataluña Bank, Nova Galicia Banco y el Banco de Valencia. Esas tres entidades están en un proceso de subastas, pero han sido declaradas desiertas”.

-Está claro, entonces, que esta opción es peligrosa…

“Creo que los bancos que lo han hecho mal deberían ser castigados como cualquier otra empresa. ¿Por qué un banco va a ser diferente? Con esta intervención, han sido apoyados. Además, habría que pedirles responsabilidades legales a los actores”.

-¿La opción de España no ha sido la más idónea?

“Para mí, es la más cara. Porque en lugar de promover la eficiencia de la entidad, se premia la ineficiencia, como diciendo: “Lo has hecho mal y, encima, te ayudo”.

-¿Por qué lo más caro?

“Porque compromete recursos soberanos en la ayuda de unas entidades ineficientes. Si soy gestor de recursos públicos, tengo que proteger los intereses de los más débiles, que son los empleados y los depositantes. A partir de ahí, que los acreedores y los accionistas paguen por haber tomado decisiones inadecuadas”.

-¿Cuál hubiera sido la opción más razonable?

“Que los acreedores y accionistas paguen esa mala decisión. Yo no hubiera comprometido los recursos públicos”.

-¿Hubiera dejado morir solas las entidades con problemas?

“Sí, porque ahora estamos manteniendo a bancos zombis”.

-Se ha reconocido que la intervención afecta directamente al déficit… pero el Gobierno no… ¿qué creemos?

“El Gobierno dice que no se computa como déficit porque, a nivel contable, es una inversión, ya que el destino de ese dinero es invertir en banca y se supone que lo van a poder devolver y que el dinero no saldrá de ese circuito. Desde mi punto de vista, como es el Estado el que avala y que se produzca ese flujo de retorno es mucho suponer, se convertirá en deuda que tiene que pagar España a la Unión Europea. Desde la perspectiva de la prudencia, hay que ver que los 100.000 millones son deuda de nuestro país: un compromiso que hay que devolver, pues, si la entidad a la que se ayuda no lo retorna, será el Estado el que lo devuelva con los intereses y con las diferencias de tiempos marcadas, que, a veces, pueden ser hasta perjudiciales”.

-Su evolución laboral ha ido hacia el asesoramiento en materia de inversión. ¿Puede aconsejar una inversión al que tuviera, por ejemplo, más de 100 millones, un millón o 20.000 euros?

“Mi trabajo consiste en prestar asesoramiento en materia de inversión, entendiendo esto como la realización de recomendaciones personalizadas a clientes sobre operaciones e instrumentos financieros. La clave está en la palabra personalizada, porque hay que atender diferentes perfiles de inversión: hay gente que tolera mucho riesgo y otros que no. No hay recetas para todos por igual: hay que definir qué se quiere hacer con el dinero, la liquidez que se va a necesitar y si el cliente es más un ahorrador que un inversor… La distinción es clave. Los inversores, en general, solo quieren escuchar las buenas noticias, pero un asesor le debe contar las malas y le tiene que decir que, si quiere alcanzar más rentabilidad, debe asumir más riesgo”.

-Canarias lleva décadas hablando de la diversificación económica… El turismo y el ladrillo han tirado pero han demostrado sus déficit… ¿Hacia dónde se debería mirar? ¿Qué recomendaría a nuestros empresarios?

“En nuestro país, el inversor se comporta muy diferente a nuestro entorno tanto por la bancarización como por cuestiones sociales. En España, se tienen muy concentradas las inversiones, algo que, desde el punto de vista del inversor, es muy poco eficiente. Además, el español está muy cercano a inversiones nacionales y está renunciando a otras como alemanas o norteamericanas, que están siendo muy buenas en el año 2012”.

-El problema es que no tenemos cultura financiera alguna, incluso en el caso de los mismos empresarios…

“El gran desafío de este país es aumentar la cultura financiera del usuario de los servicios financieros. La única fuente de información sobre estos productos de mucha gente es el comercial de su entidad bancaria”.