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La ecotasa turística > Pedro Fernández Arcila

La iniciativa gubernamental para obtener más ingresos públicos se encuentra en pleno debate parlamentario bajo la aséptica denominación de proyecto de ley de medidas fiscales y administrativas.

Particularmente me sorprende que en este paquete fiscal, elaborado en plena voracidad recaudatoria, no figure en el texto inicial, ni se haya propuesto por ningún grupo parlamentario en la fase de enmiendas, el cobro a los turistas por pernoctar en nuestras islas, la denominada ecotasa turística.

En la Catalunya de CIU esta ecotasa ha sido una de las medidas anticrisis que ha promovido el ejecutivo de Mas, que, en esta ocasión, ha contado con el apoyo de partidos de izquierda como el PSC o ICV y que, para tranquilidad de la derecha catalanista, ha recibido un respaldo del 53 % de la población. A partir de ahora cada turista que los visite pagará entre uno a tres euros por día lo que supone una cantidad superior a los cien millones de euros anuales.

Por lo que se ve, ni tan siquiera esta experiencia catalana ha movido el ánimo de nuestro Cap en sostenibilidad, don José Miguel Pérez, que algún día tendrá que explicar para que sirve ese perfumado título. Para animarle a la reflexión le recomendaría a Pérez que se interesara por la experiencia que hace una década promovieron sus compañeros socialistas de les Illes Balears que aplicaron este tributo en el marco de una modélica política de rehabilitación turística y ambiental en aquel archipiélago.

Además durante el período que se aplicó la ecotasa ningún hotel cerró, lo que también serviría para aminorar los gritos de guerra que el desconocimiento y la avaricia sectorial entonan con demasiada frecuencia.

La filosofía de la ecotasa turística es compensar por vía fiscal algunos costes que genera esta actividad y que se encuentran escasamente financiados. Es cierto que el turismo genera ingresos en el sector de la hostelería, la restauración, el ocio y las compras pero no podemos desconocer que el negocio turístico genera unos importantes costes ambientales que, hasta la fecha sufragamos o soportamos los residentes.

Con los ingresos que se obtuvieran de la ecotasa se podría acometer la renovación de las infraestructuras existentes, invertir en sistemas más sostenibles en el ámbito de la energía, de los residuos o del ciclo del agua; la recuperación de nuestro litoral y de los espacios naturales o patrimoniales; la rehabilitación de espacios turísticos pero también de conjuntos históricos, etc.

Estas inversiones se trasformarían en empleo y las acciones que se acometieran pondrían en valor nuestras islas lo que directamente pondrían en alza nuestro destino turístico.

*Concejal de Sí se puede en el Ayuntamiento de Santa Cruz