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La virtud de la paciencia, por Óscar Herrera

Un mandarín, a punto de asumir su primer puesto oficial, recibió la visita de un gran amigo que iba a despedirse de él:

-“Sobre todo, sé paciente -le recomendó su amigo- y de esa manera no tendrás dificultades en tus funciones”.

El mandarín dijo que no lo olvidaría. Su amigo le repitió tres veces la misma recomendación, y cada vez, el futuro magistrado le prometió seguir su consejo. Pero cuando, por cuarta vez, le hizo la misma advertencia, estalló:

-“¿Crees que soy un imbécil? ¡Ya van cuatro veces que me repites lo mismo!”

-“Ya ves que no es fácil ser paciente: lo único que he hecho ha sido repetir mi consejo dos veces más de lo conveniente y ya has montado en cólera”, suspiró el amigo.

Esto forma parte de una fábula china y con la sabiduría de un país como ese quiero aplicar al partido de este domingo esa recomendación. Saber equilibrar la ansiedad de lo que hay en juego con la tranquilidad de que no tienes que lograrlo en la primera media hora. Hace años el Tenerife de Valdano jugó una semifinal de Copa del Rey; el Celta nos había ganado 3-0 en la ida, la eliminatoria parecía decidida. En la vuelta en el Heliodoro, el Tenerife se puso 2-0 y le sobraba tiempo para igualar la eliminatoria. Entraron las prisas y el equipo vigués acabó empatando a dos y dejando al Tenerife sin final. Pues este domingo igual, dejar la portería a cero y saber que no puedes marcar el segundo gol antes que el primero.

Los chinos son muy astutos. Apliquemos sus juiciosos consejos y no alimentemos desde la grada la ansiedad del resultado. Todo llegará. Este ascenso también.