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Manuel Iglesias, adiós a un maestro> Fernando Clavijo Batlle*

En los últimos tiempos estamos asistiendo, con mucho dolor, a la pérdida de periodistas que, además, han sido amigos, cuando no cercanos. Este miércoles conocíamos la triste noticia de la muerte de Manuel Iglesias, director adjunto de DIARIO DE AVISOS y persona amable y querida en la profesión y fuera de ella.

Manolo es -porque su memoria queda para generaciones futuras- uno de esos periodistas de la vieja escuela, que prefirió siempre la palabra certera y aguda al insulto, la serenidad a la crispación, el análisis contrastado a la arbitrariedad, la opinión meditada al exabrupto.

Esa hornada de periodistas canarios, que lucharon en épocas donde la autocensura era aún peor que la censura impuesta, han hecho, generalmente, gala de un estilo sobrio y sin estridencias, que representa los mejores valores de una profesión bellísima y honrada, y que deben ser, especialmente en estos tiempos, recogidos y compartidos por sus sucesores y por la sociedad en general.

Con Manolo se pierde un buen periodista y una extraordinaria persona, pero también un gourmet, experto y apasionado, que obtuvo el Premio Nacional de Gastronomía por su labor periodística en este campo en 1997 y que supo exportar y dar a conocer las bondades de nuestros productos que, durante tanto tiempo, estuvieron escondidos al mundo por nuestra lejanía del continente. Era, además, miembro de la Real Academia Española de Gastronomía y de The World’s 50 Best Restaurants Academy, cargos que no gustaba de airear, pero que dan una idea de la calidad de su trabajo y el respeto del que gozaba.

Manolo Iglesias ejercía, además, su canariedad y su amor por esta tierra de manera continua, a través de sus columnas de opinión y sus artículos que fueron siempre muy seguidos por los lectores desde sus inicios en la década de los 70 del siglo pasado.
Es un momento triste en el que no me gustaría dejar de acordarme de sus familiares y enviarles, en nombre de la corporación que presido y de La Laguna, nuestras más sinceras condolencias.

Vayan, también, estas letras, con las que lamentamos su partida, para sus amigos, allegados y compañeros, que lo admiraban y respetaban y que hallaron en él a un maestro; a un hombre de firmes principios que se ganó, con creces, un merecido lugar en la historia de este Archipiélago.

*Alcalde de San Cristóbal de La Laguna