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Por Rebeca Díaz-Bernardo

Hace muchos, muchos años, después de intentarlo y de dar rodeos, llegué por fin a la conclusión de que me encantaba estar en pareja, tener pareja, vivir en pareja, aunque fuera como decía un conocido mío, siendo monógama consecutiva, es decir, si estoy con un señor, pues solo estoy con ese señor hasta que la vida o las circunstancias nos separen. Pero en aquella época, yo era joven e impresionable y me quedé hecha polvo cuando otra conocida mía que, además, es psicóloga, me dijo que el ser humano y sobre todo en los tiempos que corren, no está preparado para vivir en pareja y que si lo que yo pretendía era tener a alguien a mi lado para siempre me recomendaba comprarme un cisne que por lo visto son de los pocos animales que viven con la misma pareja de por vida.

Me hundió en la miseria, porque a los veinte años, que una empieza poco más o menos a despertar a los placeres de la vida compartida, que vengan y te digan eso, la verdad, fastidia. Visto con la perspectiva de otros tantos años, opino que habría que matizar ciertas cosas. De entrada, creo que los cisnes sobreviven bien poco a su pareja fallecida, así que, entonces, ya empezamos mal. Porque la vida en pareja, cuando es buena, puede ser una cosa maravillosa.

Es como si se te permitiera pasar la vida saliendo con el que es tu mejor amigo en el mundo, como cuando eras pequeña y suplicabas a tus padres que te dejaran pasar un finde en la casa de tu amiguita, y cuando lo obtenías era una fiesta continua durante un par de días. Pues lo mismo, porque, visto de este modo, las personas que conviven en pareja se acuestan y se despiertan cada mañana junto a su mejor amigo en la vida.

También hay beneficios para la salud en las personas emparejadas. Por ejemplo, una publicación norteamericana bastante seria acerca de salud y bienestar, cuenta con un estudio que muestra que las personas que viven en pareja tienen muchas más probabilidades de vivir más tiempo después de la cirugía del corazón que sus homólogas solteras y es que el estudio se relacionó a las perspectivas generalmente positivas que los casados tenían en su recuperación, porque se sentían más optimistas.

Así que, si únicamente esta no es una buena razón para vivir en pareja, no me puedo imaginar cuál si lo es y, como independientemente de su orientación sexual, todo el mundo debería tener la posibilidad de vivir en pareja o casarse, porque es mucho mejor para el corazón, aquí te dejo además ocho razones más para pensártelo o como tarea para los próximos meses.

Mejor sexo: las personas casadas tienen relaciones sexuales de manera más habitual y satisfactoria que las que viven solas, y esta es una de las razones más importantes porque creo que la vida es demasiado corta como para tener que pasarla sin buen sexo.

Niños: A los niños el hecho de convivir con una pareja de adultos les ofrece la estabilidad y la base necesaria para que puedan extender sus alas y aquí lo cierto es que innumerables estudios han demostrado que a los niños de padres emparejados les va mejor en la vida que aquellos cuyos padres permanecen solteros o sin pareja estable.

Apoyo: Cuando alguien te cabrea o hiere tus sentimientos puedes volver a ser una cría y patalear y llorar porque tu pareja está siempre a tu lado y de tu lado, siempre tienes ahí su hombro y es quien pone apodos cachondos a quien te fastidió el día porque ¿con quién más en esta vida vas a poder criticar y poner verde a esa jefa de departamento o a ese director comercial puñetero?

Hacienda: Sobre todo en los tiempos que corren, probablemente la declaración les salga a devolver, máxime si uno de los dos está desempleado, no olviden que para ello han de estar constituidos al menos como pareja de hecho.

Seguro de salud: No es romántico, pero es así y lo mismo, si uno de los dos está en el paro, es bueno tener cobertura de seguro y tampoco es que cueste una fortuna.

Más dinero: Esto es un poco genérico y no sé si fiable, pero se dice que los casados tienen más dinero que los solteros o incluso que las parejas de hecho, y es que parece ser que en parejas heterosexuales, los casados suelen tener más éxito en el trabajo lo que reporta un mejor sueldo y un mejor nivel de vida.

Compañerismo: ¡No estarás sola nunca más!, aunque pases el día sola porque tu media naranja está trabajando y tú no, te queda la pequeña satisfacción de que antes de que acabe el día volverás a estar con él, con ella, y tendrás tu momento de intimidad y de romanticismo.

Felicidad: Se dice que las personas que viven en pareja son más felices que los solteros y, en mi humilde opinión, visto todo lo que acabo de encontrar y contarte acerca del sexo, el apoyo y la compañía, sin mencionar las prestaciones económicas, voy viendo que efectivamente y para mi gusto, sí que es mejor, así que sí, los cisnes son muy bonitos y elegantes y viven emparejados de por vida, pero por ahora prefiero seguir creyendo firmemente en que aún hay personas de todos sexos que también persiguen el amor y la convivencia diaria.