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¡Que vienen los chinos! > Rafael de Miguel

Fue el amigo Yon Feng, mi proveedor habitual de rollitos de primavera y de ternera con salsa de ostras, quien me advirtió de la visita del presidente de China, Hu Jintao, a la isla de Tenerife. Debo reconocer que en un primer momento me sonó a cuento (chino, claro), pero, ante su insistencia, proliferación de datos y entusiasmo no exento de indisimulado orgullo, opté por abandonar mi habitual estado de escepticismo y dar pábulo a la noticia, que después se confirmó.

La visita -en realidad una escala técnica de unas horas tras la participación del líder chino en la reunión del G20 en México- ha hecho soñar a muchos de nuestros políticos con la posibilidad de que el mandatario se deje convencer y patrocine varios proyectos económicos y comerciales que reporten a las maltrechas arcas de nuestro país unos cuantos millones de yuanes. Hu Jintau tiene de momento una buena prueba de cómo nos las gastamos por estos pagos ya que hubo un principio de bronca porque los poderes isleños, es decir, el presidente del Cabildo de Tenerife, Ricardo Melchior, no participaba en la reunión oficial entre las delegaciones de ambos países y puso el grito en el cielo, acusando al Gobierno central de “ocultar por motivos partidistas” la visita y de no organizarla adecuadamente.

Como no es habitual que un presidente chino se de un garbeo por Tenerife, no seré yo quien minusvalore la visita. De hecho se reunió con la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, y con el ministro José Manuel Soria. No faltó la presencia de la máxima autoridad autonómica, Paulino Rivero, que acaba de ganar a los puntos un congreso de su partido y vuelve a tomar las riendas de Coalición Canaria tras asegurar hace unos días que esa circunstancia ni se le pasaba por la cabeza.

Si al presidente chino le quedan ganas, tras la reunión del G20, de enzarzarse con peticiones de inversión para las islas que faciliten el proyecto asiático de expansión económica por el continente africano, además de llorar de alegría, le deberemos hacer una versión rap -propongo- del inmortal himno peliculero Americanos que tan sabiamente plasmó Luis García Berlanga en Bienvenido Mr. Marshall. Sin embargo, antes de esa visita, el mandatario chino se vio con el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, en el G20, y esperemos que nuestro presidente no haya intentado explicarle pormenorizadamente la zozobra que tenemos con la prima de riesgo porque es posible que Hu Jintao salga huyendo y reclame los millones invertidos en deuda española.

De otras cuestiones que también afectan a los mortales, como la disidencia política o la sangrante humillación de hacer abortar a una mujer por tener su segundo hijo y hacerla dormir con el feto, mejor hablamos en la próxima vista, ¿no?