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Rescatados > Ignacio González Santiago

España se ha vuelto definitivamente loca y algunos en Canarias también. La Unión Europea se decidió por fin a rescatarnos antes de que cayéramos en un más que seguro abismo económico y en vez de alegrarnos parece que nos hayan hecho una putada. No entiendo nada. Si la UE no nos hubiera rescatado nos hubiéramos hundido, porque nadie nos prestaba ya o lo hacía tan caro, con la prima de riesgo disparada por encima de los 500 puntos básicos, o sea, cinco puntos más de interés que a Alemania, que era inviable pedir un nuevo crédito porque no lo podríamos devolver. Y la alternativa a pedir un nuevo crédito era peor, más recortes sociales y otra monstruosa subida de impuestos para recaudar 100.000 millones de euros. El saneamiento de nuestro sistema financiero llega tarde, cuando la mayoría de los países de nuestro entorno han superado la crisis económica, por lo que las empresas y las familias españolas y canarias lo hemos y seguimos pasando peor que las del resto de los estados que fueron más previsores y sensatos y sanearon sus bancos al principio de la crisis para que siguieran prestando, al contrario que los nuestros que cuando estaban extenuados por los impagados, fueron obligados a provisionar más de la cuenta por el Banco de España, lo que drenó definitivamente sus balances, tiñó de números rojos sus cuentas y los dejó sin liquidez, por lo que, secos, dejaron de prestar y terminaron de hundirnos. EE.UU., Inglaterra, Irlanda, Islandia, Portugal y Holanda sanearon sus bancos antes, mientras España sacaba pecho estúpidamente, presumiendo de la solidez de su sistema financiero, a pesar de que el estallido de la burbuja inmobiliaria amenazaba ya a los bancos y, principalmente, las cajas, que se habían contagiado de la bacanal de un crecimiento descontrolado del mercado inmobiliario y ahora pagarían igualmente su repentino frenazo. Nuestros bancos tras la crisis financiera internacional agotaron en locos años sus reservas, conseguidas en la época de las vacas gordas, y comenzaron uno tras otro a estallar, amenazando no sólo nuestra economía sino a la del resto de la UE y del mundo. Por eso, intervinieron la UE y el Fondo Monetario Internacional, Merkel y Obama, no por ayudarnos desinteresadamente, sino porque podríamos hundirlos. Su problema y nuestra salvación es que España es pequeña para ayudarlos a crecer pero lo suficientemente grande para retrasar su crecimiento, si caemos. La economía española es cuatro veces más grande que la griega y miren la que ha armado Grecia. La caída incontrolada de España arrastraría sin duda a la UE y ésta al resto de mundo, retrasando sine die su incipiente recuperación. España se habría empobrecido si hubiese sido expulsada del euro y, obligada a recuperar una devaluada peseta, apestada en los mercados financieros internacionales, no podría devolver sus créditos y tendría que recortar aún más drásticamente las prestaciones sociales de un cada vez menos estado del bienestar. El ejemplo japonés, una economía que lleva más de dos décadas estancada, hizo que los EE.UU. y la UE se decidieran a ayudar a España, por su propio interés, y a nosotros nos tiene que valer que lo hayan hecho por el motivo que sea y estar inmensamente contentos y no amargados, coger los 100.000 millones de euros, arreglar nuestros problemas y no volver a cometer los mismos errores.

*Presidente federal del Centro Canario Nacionalista (CCN), abogado, economista, MBA, y diputado en el Parlamento Autónomo