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Rescate social > Juan Henríquez

Al escuchar ciertas cifras de euros se me conecta el vejestorio chip de la transformación en pesetas en la idea de saber exactamente la cantidad de la que estamos hablando. Fue lo que me ocurrió hace muy pocos días al oír la noticia de que Europa, me refiero a la de los 25, prestaba a España la friolera cantidad de 100.000 millones de euros para rescatar a los bancos, “asistencia financiera”, que dice la Cospedal. Total, que tras una ardua multiplicación por 166 ptas/euro, eliminando decimales, resultó que estamos hablando de… espere un momento a que tome resuello: 1 billón, con b de burro, 660.000.000.000 millones de las antiguas pesetas. Lo que falte corre por mi cuenta; lo que sobre puede quedárselo, un caprichito que quiero tener con usted. Haremos una cosa, por un momento olvidaremos todos esos valores humanos que tanto irritan a los neoliberales: solidaridad, igualdad y justicia. Hablemos del sentido común, de la lógica económica y social.

Por supuesto que esperar de la Europa mercantilista un gesto con los ciudadanos/as es una utopía, alcanzable, pero impensable a día de hoy. Sin embargo, para sentirme ciudadano europeo, me pregunto si no es posible otra política económica que beneficie, en general, al conjunto de la ciudadanía europea y española, poniendo el énfasis en los parados/as, pobres y dependientes.

Pongamos que el dinero que entregarán a los bancos se destinará a I+D, inversiones públicas, reflotar a pequeñas y medianas empresas, a mantener servicios esenciales a la comunidad, como la sanidad y educación, ¿no obtendríamos un beneficio mucho más práctico y social? Estaríamos cambiando el rescate bancario por el rescate social: trabajo, consumo y bienestar.

Si hay alguien que en su sano juicio apuesta por que con el saneamiento de los bancos y financieras tenemos la solución a la crisis, que los créditos empezarán a fluir y la economía productiva a demandar mano de obra, déjeme, con mis respetos, que le diga que está loco como una cabra o, que también puede ocurrir, es un lacayo del capitalismo que tiene intereses económicos en el rescate bancario.

¿Saben lo que más me llama la atención?: el inmovilismo del pueblo. No me explico cómo a sabiendas de que Rajoy y el PP han pedido ayuda para rescatar y salvar a los corresponsables de los dos tercios de la deuda pública española, de los casi seis millones de parados/as, de los recortes en sanidad y educación, y del expolio contra la clase trabajadora, permanecemos de brazos cruzados.

Y lo más grave, pues que con una mano, la derecha, recogerán el dinero, sanearán las cuentas nocivas, pagarán indemnizaciones astronómicas, repartirán dividendos a los accionistas de oro y, a continuación, con el dedo índice en alto, dirán: ahí os quedáis borregos.

Que nadie se queje después, porque al final la deuda que nos endiñarán estos ladrones de guante blanco, la pagaremos los ciudadanos/as, -de eso no tengo la menor duda- mientras ellos se irán de rositas con la miserable sonrisa del usurpador. No le dé más vueltas, lo que le digo: ¡doblada, y sin vaselina!

juanguanche@telefonica.net