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Territorio de puñaladas, por Álvaro Díaz

Es difícil para una persona que lo está pasando mal, y que junto a su familia vive en sus propias carnes la cruel situación actual, asistir a las ‘recomendaciones’ de “austeridad y sacrificio” por parte de quienes viven, a lo grande y con sueldazos de oro, de las arcas públicas, ya sean las mismas canarias, españolas o europeas. No se cortan un pelo. Te intentan hacer creer que son más listos que tú; que eres tonto y ellos galácticos. En el deporte pasa lo mismo.

El paseo triunfal del CB Canarias en la presente temporada de la LEB Oro se transformó en un calvario una vez que la bocina de final de partido sonó en el último envite deportivo. Pese a que los aurinegros hicieron una defensa numantina de su proyecto, el mismo quedó archivado por los mismos que se pusieron en primera fila en la codiciada foto de familia del ascenso. La ACB, como el cartero, siempre llama dos veces, y algunos tropiezan otras tantas en la misma piedra. Y es que como sucede en la sociedad actual, con tanto recorte para unos y abundancia para otros, el deporte canario también se está convirtiendo en un territorio de puñaladas.