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Un castigo inmoral, pero castigo previsible > Norberto Chijeb

La imposibilidad del Canarias de jugar en la Liga ACB (ahora Endesa) no ha sido otra cosa que el mejor ejemplo del antropofagia que existe desde tiempo inmemorial en el baloncesto tinerfeño, incapaz siquiera de unirse para tener un representante en la mejor liga de Europa. La renuncia canarista, obligada ante la ausencia de recursos económicos para hacer frente al canon ACB, pese al apoyo de Cabildo y Ayuntamiento, es el máximo castigo que podría tener una afición que mayoritariamente está cansada de tanta división y sobre todo de que sean los cuatro que más chillan los que tengan siempre la sartén por el mango.

Desde que el Cabildo, el padre de la criatura, puso en marcha la convergencia entre el Tenerife Baloncesto y el Canarias, ya advertimos de la necesidad de que este último ocupara el espacio del primero, vamos, que jugara con el CIF de la Sociedad Anónima Deportiva, de esa que mantiene 2,4 millones de euros de canon ACB. El Canarias, incluso, dio hace dos temporadas el paso de jugar aquella temporada como Isla de Tenerife Canarias, tal y como se recogía en el convenio, mientras que sus vecinos seguían llamándose Tenerife Baloncesto en la EBA y poco después en la LEB Plata, a la que ascendieron sin encomendarse ni a Dios ni al diablo. El Cabildo, entonces, en la transición del consejero Dámaso Arteaga hacia el Ayuntamiento, hizo dejación de su obligación de supervisar y de conducir los pasos de la convergencia.

Pasó la que todos llamamos temporada de transición y cada uno caminaba por libre, sin que Fundación o Fundición ni la comisión de seguimiento pusiera freno al desencuentro continuo. Y empezó el Canarias a ganarlo todo en la cancha, pero como Canarias, con su CIF, lo que inexorablemente terminaría por arruinarle su ascenso. El canon no era de Tenerife sino del Tenerife, le dijeron Portela y compañía. Ahora, tras el chasco ya anunciado, de prisa y corriendo, desde el Cabildo se alerta de la necesidad de que el Canarias se inscriba de nuevo en la LEB Oro como Tenerife Baloncesto SAD y éste siga en LEB Plata o EBA con el CIF del Canarias. ¿Por qué ahora sí y hace dos años no? Por no preguntarnos si contará con el tiempo suficiente -6 de julio- para inscribirse en esas circunstancias en la Federación Española o tendrá que esperar otra temporada más, dando por hecho, que es mucho dar, que repitamos un ascenso deportivo como el logrado hace unos meses.

Tenerife no tendrá este año ACB y habría que culparnos todos, por mucho que podamos singularizar en nombres que han terminado por cerrar un capítulo lamentable, impropio de una Isla que presume ser baloncestista.
Algunos, para cursarse en salud, hablan de que el Gobierno de Canarias se retiró del apoyo por considerarlo una inmoralidad. Inmoral es que se construya un pabellón para el Mundonuevo 2014 y nos quedemos sin equipos en la élite. Inmoral es que el Gobierno de España ponga su parte de ese pabellón (33%) del Ministerio de Hacienda, que somos todos, y Canarias saque la suya quitándosela a Deportes y Cultura. Inmoral es decir qué bien le viene a Canarias otro equipo en ACB y luego se le deje en la estacada, algo ya muy propio de este Gobierno en esta legislatura. Inmoral es no tener moral y yo estoy desmoralizado, con lo que ha pasado, con lo que está pasando y con lo que va a pasar en el deporte tinerfeño y canario.