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Un huevo de ave gigante, pieza del mes en el Museo de la Naturaleza

DIARIO DE AVISOS | Santa Cruz de Tenerife

Este objeto estará expuesto a los visitantes durante todo el mes. / DA

El Museo de la Naturaleza y el Hombre, centro dependiente del Organismo Autónomo de Museos y Centros del Cabildo de Tenerife, ofrece, en la sección de la Pieza del Mes, un huevo de ave gigante fosilizado, que fue descubierto hace medio siglo en los acantilados de Famara, al norte de Lanzarote. El objetivo de esta actividad es acercar a los visitantes, de una manera divulgativa y comprensible, a algunos objetos o especímenes singulares que se conservan en los almacenes de colecciones y que no están expuestos al público.

Esta acción se desarrolla en el Museo de la Naturaleza y el Hombre y en el Museo de Historia y Antropología de Tenerife. La pieza seleccionada y expuesta en cada museo se exhibe, pasado el mes, en el otro; y viceversa.

Los citados fósiles aparecieron en un depósito sedimentario de arenas calcareníticas, cuya edad se estima en unos seis millones de años. Los estudios microscópicos de la ultraestructura de las cáscaras indican que pertenecen a una especie extinguida de las ratites, unas aves gigantes no voladoras emparentadas con los actuales avestruces.

Lanzarote, como el resto de las Islas Canarias, es de origen volcánico y nunca ha estado conectada por tierra al continente africano, por lo que se cuestiona cómo llegaron estos huevos. Las ratites constituyen un grupo de aves ápteras, esto es, con alas atrofiadas, que en la actualidad están representadas por varias especies distribuidas por distintas regiones del planeta. Este grupo se originó hace más de 90 millones de años, y alcanzó su mayor desarrollo durante el Mioceno (5-22 millones de años), como parecen indicar los numerosos fósiles de ese periodo geológico descubiertos en todos los continentes.

Algunas de las especies más grandes y robustas sobrevivieron hasta el siglo XVIII, como la moa de Nueva Zelanda y el ave elefante de Madagascar. Pero ambas desaparecieron víctimas de los seres humanos. El último representante vivo de las grandes ratites es el avestruz, que puede alcanzar 2,7 m de altura y 180 kilos de peso. Por la estructura, tamaño y grosor de la cáscara, se cree que los huevos de Famara corresponden a una especie parecida al avestruz, aunque posiblemente era más grande y robusta.