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“Cada café tiene su personalidad”

Por DOMINGO NEGRÍN MORENO

Leo que el consumo asiduo de café alarga la vida. Para celebrarlo, me dirijo al casco histórico de La Laguna. En La Cafeína (Ascanio y Nieves, 4) me atienden Ariadna Gómez y Alejandro Contreras, los creadores de la tienda.

-Quiero un café para espabilarme, pero necesito estar muy despierto para elegir entre tanta variedad…

“Cada café tiene su personalidad. ¿Cómo te apetece?”

-Corto y fuerte.

“¿Fuerte de sabor o de cafeína?

-En general…

“Te recomiendo el de Vietnam, con triple de cafeína. Es el único robusta puro. También está el tostado de Fuerteventura, con un porcentaje de café robusta. Los demás son arábicos”.

-¿En qué se diferencian el robusta y el arábico?

“El café robusta es más fuerte de sabor y contiene más cafeína”.

-¿Cuál es el más suave?

[Alejandro] “De sabor, el de Honduras y el de Guatemala”.

-¿Y de cafeína?

[Alejandro] “El de Etiopía”.

-¿El café lo traen directamente?

“Normalmente, sí. Este de aquí es una mezcla al estilo italiano que hace una persona de Tenerife”.

-Veo envases distintos….

[Ariadna coge un bote de la estantería] “Esto es porcelana por dentro”.

-Parece lata…

“No, es porcelana con un bañito de metal”.

-¡Como se caiga al suelo!

“Es para que no le dé la luz. Este café es tan especial que hay que protegerlo para que no se le modifique ninguna propiedad”.

-¿El más fuerte de todos?

“De cafeína, el de Vietnam. De sabores están el mezcla italiano y el de Sumatra, que es el café con más cuerpo del mundo. Es bastante espeso, muy denso. El de Papúa y el de Indonesia son especiados con toques de cacao o cereza”.

-¿Ah, sí?

[Ariadna le quita la tapa a un recipiente y me lo acerca a la nariz] “A mí me huele a los bombones Mon Chéri”.

-Pero sin licor…

[Alejandro] “Cada café posee su aroma”.

-¿Hay catadores de café?

“Sí. Alejandro ha ido a una cata”.

-¿Las hacen aquí?

“No, no…”

-¿Cómo surgió la idea de este local?

“Bueno, una cosa fue llevando a la otra. Los dos nos dedicábamos a los medios de comunicación [ella trabajaba en la televisión autonómica y él en las unidades móviles de una empresa de ámbito nacional]. Cuando vimos lo feo que se ponía el panorama, nos planteamos cambiar de escenario”.

-No llevan mucho tiempo…

“Un año”.

-¿Costó mucho montar este negocio?

“Muchísimo. Si lo sabes no lo montas”.

-Intuyo que no se arrepienten…

“No, pero es una tortura. Nadie se imagina la cantidad de trámites burocráticos y de dinero que conlleva”.

-¿Cuánto vale un café?

“Mira, el café lo vendemos al peso”.

-¿Una taza?

“Ochenta céntimos uno solo”.

-¿Solo uno?

[Alejandro] “Cualquiera menos el Blue Montain, que es el segundo más caro del mundo”.

-¿De dónde procede?

[Alejandro] “De Jamaica. Se despacha a 1,80 la tacita”,

-¿El más caro?

“El Kopi Luwak, a 6 euros”.

-¿Me llevo la taza?

[Ariadna ríe y con la mirada me enseña el mostrador, donde las tazas comparten espacio con cafeteras y otros complementos] “La vendemos aparte”.

-¡El famoso café que caga un animalito!

“Los granos de café se extraen de las heces de un mamífero de Indonesia que se llama civeta. La modificación química durante el tránsito intestinal le da un sabor dulce al Kopi Luwak”.

-¿Por qué un café de mierda es tan caro?

[Carcajada] “Por su elaboración artesanal”.

-[Observo una pequeña y coqueta caja de cartón] ¿Por cuánto me la podría llevar?

“Cien gramos, a noventa euros”.

-Si eso, vengo otro día…

“Son novecientos euros el kilo”.

-Aquí no cabe mucha gente…

“El concepto es pruébalo y, si te gusta, llévatelo a casa”.