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Condenado a doce años de prisión un exjefe de la Udyco por entregar droga a un confidente para detener sospechosos

EFE | Cádiz

La Audiencia Provincial de Cádiz ha condenado a doce años de prisión a V.M.R.R., exjefe de la Udyco II de la Comisaría Provincial de Cádiz, por entregar droga a un confidente para culminar con éxito operaciones policiales contra el narcotráfico o por encargarle la compra de estupefacientes.

La Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Cádiz considera que el exjefe policial es autor de un delito continuado contra la salud pública, por el que le condena a siete años y seis meses de prisión, y de un delito de falsedad en documento oficial, por el que le impone cuatro años y seis meses de cárcel.

La sentencia explica que el confidente trabó contacto con el jefe policial encargado de perseguir el tráfico de drogas a pequeña y mediana escala en 2005 porque, según relató al tribunal y recoge la sentencia, quería colaborar “de forma altruista” para “erradicar el tráfico de drogas entre los jóvenes toda vez que a él el consumo de drogas le había arruinado su vida”.

Desde entonces y hasta julio del 2006, el jefe policial, según considera acreditado la sentencia, entregó diversas cantidades de hachís al confidente para que éste se las vendiera a traficantes gaditanos, momento que utilizaba para detenerles, o le pedía que comprase droga a “camellos” para sorprenderles en el momento de la transacción.

En una ocasión el confidente, por encargo del jefe policial, colocó 17 gramos de hachís en los lavabos de un bar que iba a registrar porque sospechaba que en él se traficaba con esta droga; y en otra le dio 52 gramos de hachís para que se los vendiera a una mujer que se dedicaba a su venta.

Esta mujer contó en el juicio que el confidente la llamó varias veces insistiéndole que le comprara el hachís “hasta que ella picó”, fue con su hijo en una moto al lugar convenido “con la sensación de que era seguida” y una vez allí, tras comprar la pieza de droga, fue arrestada.

En otra ocasión, según relata la sentencia, el exjefe policial llamó a su confidente, que estaba ingresado en el hospital, y le dijo que necesitaba “carne fresca”, “en clara alusión a que necesitaba hacer alguna intervención”.

Por ello le pidió que llamara a un “camello” para que le llevara al hospital ocho papelinas de cocaína, y cuando éste entró en el centro sanitario con su encargo fue inmediatamente detenido por el jefe de la Udyco II de Cádiz.

Según la sentencia, el policía, que pretendía con estos planes conseguir “éxitos policiales”, no permitió “durante todo el tiempo que duró la colaboración” con su confidente que éste “se dedicara al tráfico de estupefacientes como forma habitual de ganarse la vida”.

La sentencia da “plena credibilidad” a la declaración del confidente, que denunció los hechos y se ha convertido en un testigo protegido, y rechaza “que todo sea una mentira, un plan urdido por el testigo protegido, para acusar y perjudicar” al exjefe policial.

“Resulta una hipótesis absurda que el vendedor de droga avise a la policía de que va a vender antes de hacerlo, no le encontramos ningún sentido ni lógica”, dice la sentencia que apunta a que ninguna de las intervenciones policiales que se han estudiado en el caso fue “fruto de la casualidad”.

Los agentes, añade, fueron siempre “a tiro hecho”, y no por un “soplo” de un confidente pues éste “cuenta los hechos que otros van a cometer, no los que va a cometer él autoinculpándose”.