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El final del euro > Carlos Carnicero

No se puede resistir con una prima de riesgo por encima de seiscientos puntos. Eso lo sabe la señora Merkel y lo saben los especuladores financieros. El ataque no es a España; somos solo un objetivo intermedio. Como lo es Italia. Como lo han sido Grecia y Portugal. Lo que se libra es una guerra por el nuevo diseño geoestratégico de la economía mundial en el que Europa no tiene un puesto garantizado. En Alemania empiezan a soñar con la recuperación de marco. El mayor símbolo del poder alemán; el único que sobrevivió a la Segunda Guerra Mundial. El nacionalismo alemán recuperado ha succionado a la Unión Europea como prioridad. El Reino Unido vuela por libre; cada vez hay más euroescépticos. Francia es un contrapunto, pero con muchos problemas financieros. El cuarto país, Italia, también está en la UVI. Los ataques contra el euro establecen un plan en el que a final de año la moneda europea tendría una cotización aproximada de 1,15 por dólar. Pierde peso como moneda refugio. Las defensas son más débiles que nunca. Los especialistas ha establecido que Europa no tiene dinero para rescatar a España e Italia. Si esa hipótesis, cada día más cercana, se materializara, la conclusión sería la crisis total de la zona euro.

Primera pregunta: ¿Alemania está dispuesta a sacrificar la moneda común por no establecer una política monetaria y financiara que permita el crecimiento de los países del sur? Emitir moneda, sindicalizar la deuda y activar como elemento financiero al BCE es la única solución.

Segunda pregunta: ¿por qué no se nos quiere vender tiempo a precios moderados? Sin una financiación razonable y tiempo suficiente no se podrá hacer frente a los compromisos de pago y no crecerá la economía para parar la destrucción de España.

Tercera pregunta: ¿alguien piensa que los ciudadanos españoles van a soportar más ajustes o van a tolerar los acordados si no hay respuesta positiva a muy corto plazo?

No es razonable pensar en salir del euro, pero cobra sentido el fraccionamiento de la zona de la moneda común. Y no es un disparate pensar que nos empujen fuera de la moneda europea. Todos los escenarios están abiertos por la simple ecuación de que no se puede compartir moneda con unos socios que se financian a menos del uno por ciento y nosotros cabalgando hacia el ocho por ciento. La Unión Europea ha sido posible gracias a mecanismos de cohesión. Pero no solo hicieron sacrificios los países más ricos. España sacrificó su tejido industrial y mediatizó su economía. La industria alemana se ha puesto las botas con nosotros. Los bancos alemanes impulsaron el crédito fácil y la burbuja inmobiliaria. Nos impusieron un euro alto que limitaba las exportaciones. Ahora se ha impuesto el grito de sálvese el que pueda pero, cuando el barco se hunde, todos somos náufragos. Si quieren acabar con el euro, que lo digan pronto.