NORBERTO CHIJEB | Santa Cruz de Tenerife

El fuego no da tregua, y aunque se siente acorralado, después de casi cuatro días de lucha continua con medio centenar de personas y una docena de aeronaves, se mantiene vivo, muy vivo, en los barrancos de Guía de Isora, sobre todo en el intransitable y bellísimo Tágara, donde las llamas aún se resisten a rendirse ante la batida de los tinerfeños en defensa del verde que oxigena nuestras vidas.

Ahí se mantiene el peligro, aunque todas las señales apuntan a que, durante el día de hoy, es muy probable que ese flanco oeste quede estabilizado e incluso, con fortuna y celeridad, controlado, como parece que ya está el flanco este, de Vilaflor, donde anoche aún quedaban rescoldos que no permitieron realojar a los casi quinientos vecinos del casco de la Flor de Chasna que fueron evacuados en la tarde del martes ante el avance de las llamas. Éstas ayer estuvieron cerca de llenar de cenizas el campo de fútbol, que finalmente actuó de cortafuego como si de un defensa central se tratara. A la espera de la estabilización o el control absoluto de la situación, lo peor de la cuarta jornada de lucha contra el fuego fue la aparición de grietas en la coordinación en los trabajos de extinción, con especial mención para el alcalde de Guía de Isora, Pedro Martín, temeroso de perder la masa forestal de su municipio.

Sin embargo, este 18 de julio nos trajo la buena nueva del triunfo de los palmeros contra el voraz incendio que asoló desde el lunes el municipio de El Paso y parte de Los Llanos. Al mediodía de ayer se pasaba del nivel 2 al 1 y pocos minutos después se dio por controlado. El fuego en el corazón de la isla de La Palma terminó por afectar a casi 900 hectáreas de terrenos, a once viviendas, una de las cuáles quedó totalmente calcinada, y a varios vehículos.