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El presunto homicida del ‘Heaven’ insiste en que reaccionó por “miedo y por instinto de conservación de la vida”

EUROPA PRESS | Madrid

El acusado del doble homicidio que se produjo el 12 de enero de 2009 en la discoteca Heaven, Carlos M.H., ha defendido en su última palabra del juicio celebrado en la Audiencia de Madrid que lo sucedido aquella madrugada se debió al “miedo” que sufrió ante la paliza que recibió a manos de los porteros del local, lo que le llevó a defender su vida ante una amenaza real.

“Lamento las consecuencias del desarrollo de los acontecimientos de esa noche. Mis reacciones fueron por miedo y por instinto de conservación de la vida. No fue algo sopesado ni guiado por el razonamiento. Si no hubiera sido así, estoy convencido de que hoy no estaría aquí”, ha dicho el procesado en la última sesión del juicio.

Con la voz quebrada, el acusado ha pedido disculpas por perder los nervios en algún momento del juicio y ha asegurado que se siente avergonzado por ello. Además, ha insistido en que en su recorrido de huida de los porteros nunca vio a Alejandro R., uno de los fallecidos, y ha dicho que conoció su muerte porque lo comentaron los policías que le custodiaba”.

Acto seguido, ha querido exponer a los miembros del Jurado Popular algunos momentos de su vida cómo cuando entró a trabajar en la asociación de scouts de España tras ser becado para estudiar en un centro universitario. “Hay personas que me dejaban a sus hijos bajo mi tutela”, ha recalcado Carlos, quien a continuación pasó a trabajar en un gimnasio diez horas diarias. “Mi mujer ha estado siete años conmigo y nunca ha flaqueado, al igual que mis amigos y mi familia”, ha concluido.

Tras sus palabras, el tribunal ha dado por concluida la vista. Ahora, el Jurado Popular recibirá el objeto del veredicto constituido por los hechos sobre los que deberá deliberar. El fallo de culpabilidad o inocencia se conocerá en los próximos días.

Legítima defensa

En la última sesión, la abogada Ana Madera, que defiende al acusado, ha expuesto su informe de calificaciones de los hechos centrado en que existió en el comportamiento de su cliente una eximente completa de legítima defensa y de miedo insuperable, lo que le eximiría de responsabilidad penal.

De forma alternativa, ha planteado que se le aplique estas eximentes en su modalidad de incompletas, con la atenuante de arrebato u obcecación, así como dilaciones indebidas al transcurrir tres años desde que se iniciaron las diligencias por parte del juez instructor Santiago Torres.

En su informe ante el Jurado Popular, la letrada ha destacado que Carlos tenía “la cara destrozada, la cara como un mapa” antes de su detención, puesto que los porteros de la discoteca le golpearon cuando trató de entrar en el local donde había quedado con unos amigos.

Así, ha defendido que existió una legítima defensa respecto a Catalin S, alias ‘Cata’, y un miedo insuperable en cuanto al resto de las personas que resultaron disparadas, entre ellos dos porteros y un cliente. “El fin de esa noche fue salvar su vida. Fue una desgracia para todos”, ha aseverado.

En esta línea, ha hecho alusión a la pericial forense que determinó en sala que el presunto homicida tenía lesiones graves a consecuencia de 4 ó 5 golpes como la nariz fracturada y la pérdida de una pieza dental. Además, ha destacado que estaba ensangrentado debido a la hemorragia que sufrió por la rotura de la nariz y que así se demostró en la sala a través del visionado de las imágenes que captaron un charco de sangre en el suelo.

Por ello, ha defendido que se dan los requisitos para que exista una legítima defensa como estar lesionado, la existencia de racionalidad en el medio empleado, la protección de su vida -la defensa de un bien que está al mismo nivel que el del otro–, y la falta de provocación suficiente de quien se defiende. “Si no se hubiera defendido, hoy tendríamos otra viuda”, ha dicho en referencia a que su vida corrió peligro y ha añadido que el medio fue una pistola porque fue lo que pudo coger del suelo -se le cayó a un portero, según su versión–.
MIEDO INSUPERABLE

Según Madera, su cliente tuvo que huir de la discoteca de ‘Heaven’ a la vista de que le estaban persiguiendo. Además, ha abierto la puerta a la posibilidad de que los porteros fueran armados, recordando que días después en una redada en este local de la capital se hallaron pistolas y otras armas.

“Hizo disparos disuasorios. No les dio tiempo a terminar de cogerle porque llegó la Policía. Él siempre dijo que se sintió aliviado. ¡Pues claro!, le iban a matar. Eso fue miedo insuperable”, ha destacado la letrada. “Ahí había mucha gente, más de doce. Existía la amenaza de un mal real. Los porteros no le iban a detener. Le iban a dar”, ha agregado.

También ha cuestionado que una de las balas disparadas por su cliente impactará sobre Alejandro R, ya que cualquiera de los porteros le pudo disparar al ir armados. “Todo esto ocurrió muy rápido”, ha añadido.

Asimismo, Madera ha reseñado que no existe móvil de que su cliente hubiera disparado de forma intencionada, haciendo alusión a que él no tenía nada que ver con las supuestas bandas que se enfrentan en la noche madrileña por el control de las ‘puertas’ de las discotecas de la capital. Por ello, ha recordado que la Policía no le investigó y sí puso el punto de mira sobre el entorno de ‘Cata’.

En este punto, la letrada ha hecho mención a que este caso desembocó en la detención de más de 180 personas tras una investigación de casi tres años que acabó con los clanes mafiosos de los Búlgaros, los Miami y el clan de los Boxeadores. Se trató de una macrooperación contra el crimen organizado dirigida por el Juzgado número 32 de Madrid, cuyo titular Santiago Torres lideró las pesquisas del caso ‘Heaven’.

En cuanto a su detención, ha recalcado que no ofreció resistencia, puesto que puso el arma encima del coche patrulla. Además, ha recordado que varios de los agentes que participaron en la detención indicaron que los porteros trataron de pegarle en ese momento.

En la sesión de ayer, el fiscal mantuvo su petición de 52 años de prisión para el acusado por dos delitos de homicidio consumado, con la agravante de abuso de superioridad, tres homicidios en grado de tentativa y un delito de tenencia ilícita de armas.

El presunto homicida sostuvo en su declaración que actuó en legítima defensa, puesto que trató de repeler con disparos disuasorios los golpes que estaba recibiendo dentro del local a manos de los porteros. En cambio, los ‘puertas’ negaron esta versión, respaldada por la Policía y los partes de lesiones