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El regreso a la montaña

Juan Diego Amador participó en la Transvulcania celebrada en La Palma. | DA

NORBERTO CHIJEB | Santa Cruz de Tenerife

La última vez que Juan Diego Amador salió de expedición fue en 2009. Un desafortunado accidente provocado por una tormenta con vientos huracanados de 120km/h les dejó aislados durante seis días en el hielo patagónico, hasta que pudieron ser rescatados. Como consecuencia de esa experiencia de supervivencia extrema, sufrió una lesión de espalda que pudo haberle apartado definitivamente de la práctica deportiva. El diagnóstico fue claro: hernia discal L5-S1, suficientemente estrangulada como para intervenir de urgencias. Tras días de peregrinación buscando un especialista que le diera una alternativa a la intervención quirúrgica, comenzó un plan de rehabilitación cuyo primer objetivo fue recuperar la funcionalidad de la pierna izquierda que, debido al pinzamiento del nervio ciático, le producía una severa cojera.

La recuperación fue lenta y, tras año y medio totalmente parado, comenzó un plan de entrenamiento. “El tiempo que estuve obligatoriamente parado me sirvió para pensar hacia dónde quería dirigir mi actividad deportiva. En cuanto sentí que estaba suficientemente recuperado y me dieron el alta, comencé la formación de técnico deportivo de Montaña; una titulación que te capacita como formador y guía de montaña. Este invierno he terminado estos estudios, así que no hay mal que por bien no venga”, señala.

Ahora mismo no se plantea trabajar profesionalmente como guía de montaña, pero no descarta la posibilidad de organizar alguna expedición en un futuro próximo. “Mi intensión de formarme como guía vino por varios motivos, en primer lugar porque siento el deseo de dar la oportunidad a otras personas para que experimenten las vivencias que yo he tenido en la montaña. Por otra parte, porque veo a mi alrededor mucha gente trabajando en el ámbito de la montaña sin la cualificación ni titulación necesaria, que más allá de ser una ilegalidad, éticamente es un fraude. Tras doce años de profesor y muchos más compartiendo viajes y expediciones, estoy profundamente convencido de que el contacto con la naturaleza en general y con la montaña en particular supone una oportunidad inigualable para enseñar a los jóvenes valores humanos y medioambientales que difícilmente adquirirán en el ámbito urbano”.

El fruto más recientes de su recuperación ha sido finalizar la Transvulcania, la carrera de montaña más exigente que se celebra en Canarias. “Terminar la Transvulcania sin dolores de espalda y en buen puesto, me dio el último grano de motivación que necesitaba para recuperar la confianza en mi recuperación y emprender una nueva aventura”.
El próximo reto comienza este martes, cuando Juan Diego viaje a Perú con destino a la Cordillera Blanca, llamada así porque en ella se encuentran las montañas más altas del país andino cuyas cumbres permanecen perpetuamente nevadas. Acompañado de otros cinco compañeros del País Vasco con los que ya ha viajado a otras montañas del Planeta, su objetivo es ascender a varias montañas de la cordillera, como el Pisco (5.760 metros), Ishinca (5.530) Chopicalqui (6.354) y Toqllaraju (6.032), y si las condiciones de la nieve lo permiten, ascender a una de las montañas considerada como la más bella en el alpinismo: el Alpamayo de 5.947 metros.

Además, el alpinista lagunero aprovechará el viaje para hacer un reportaje fotográfico para su patrocinador TrangoWorld, la firma de ropa técnica de montaña con la que colabora estrechamente desde hace unos años, a quién está muy agradecido por su apoyo incondicional.