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El riego modernizado en Canarias alcanza el 87% de la superficie de regadío

EUROPA PRESS | Santa Cruz de Tenerife

Los sistemas de riego modernizados, caracterizados por un menor consumo de agua pero también un mayor gasto energético, están presentes ya en el 87 por ciento de la superficie total de regadío en el archipiélago canario, lo que representa una extensión de casi 21.400 hectáreas, según datos del Ministerio de Agricultura recogidos por la Federación Nacional de Comunidades de Regantes (Fenacore).

Un análisis por comunidades muestra cómo Andalucía y las dos Castillas representan las regiones españolas con mayor superficie de regadío modernizado y, por tanto, son las mas afectadas por los incrementos de los costes de explotación. Concretamente, a la cabeza se sitúa Castilla-La Macha, con el 68,5 por ciento; seguida de cerca por Castilla y León (66,4%) y, en tercer lugar, Andalucía (63,5%).

La región de Aragón, que cuenta con sistemas de riego eficientes en el 32,9 por ciento de sus hectáreas, también resulta representativa ocupando el cuarto lugar en el ranking de las comunidades a las que más caro les resulta producir sus cultivos de regadío.

A continuación, le sigue Extremadura (16,3%) y, a cierta distancia, las comunidades del arco mediterráneo, Cataluña (12,9%), Valencia (11,4%) y Murcia (8,6%), a las que también la producción de sus cítricos y hortalizas les resulta cada vez menos rentable debido a los altos costes energéticos de sus sistemas de riego.

En el conjunto de España, estos sistemas alcanzan el 70 por ciento, más de 2,4 millones de hectáreas. Esta transformación, resultado de la ejecución de la primera fase del Plan Nacional de Regadíos (PNR)-Horizonte 2008 y el Plan de Choque, ha permitido el ahorro de 1.925 hectómetros cúbicos anuales de agua en el conjunto del país gracias a unos sistemas de riego modernos que la distribuyen a través de goteros (riego localizado) o tuberías a alta presión (aspersión y automotriz) en lugar de inundar las parcelas como hacen los mecanismos por gravedad, consiguiendo una gestión más eficiente de los recursos hídricos.
MÁS DEMANDANTES DE ENERGÍA

Fenacore ha querido recordar que si bien estos mecanismos de riego permiten un ahorro de agua de hasta el 20 por ciento, lo cierto es que también precisan de mucha más electricidad para funcionar, convirtiendo actualmente algunas de las zonas regables modernizadas en superficies muy caras de explotar, ya que los proyectos de transformación se calcularon en función de unos costes energéticos que en los últimos años se han incrementado exponencialmente argumentando la necesidad de paliar el déficit tarifario.

De hecho, en los últimos cuatro años –desde la desaparición de las tarifas especiales para regadío– los agricultores han visto cómo el término de potencia de su factura eléctrica aumentaba en más de un 450 por ciento, hasta el punto de que los costes energéticos representan ya más del 30 por ciento de los gastos totales de producción.

Por esta razón, la Federación considera necesario modificar algunos de los proyectos de modernización para poder adecuarlos al escenario tarifario actual y garantizar así la viabilidad de las superficies ya modernizadas. Además, al considerar en los nuevos proyectos la eficiencia del binomio agua/energía se optimizaría la modernización de más de un millón de hectáreas que quedan todavía pendientes de consolidación dentro de la próxima fase del PNR (horizonte 2015), actualmente en el aire.

Según el presidente de Fenacore, Andrés del Campo, “es paradójico e incluso irónico que la deficiente política energética de estos años haya premiado el esfuerzo económico de la modernización con una subida continuada de la factura de la luz. Por descabellado que parezca si no se toman medidas tendremos que volver al riego de gravedad, sin presión, porque el brusco aumento de los costes de producción está restando competitividad a nuestras producciones, principalmente en las zonas del interior con agricultura continental”.

“Si no se actúa sobre las tarifas, salvo que exista un incremento inesperado y sustancial en los precios de los cultivos, se precipitará el abandono de la actividad. No podemos olvidar que a día de hoy alrededor del 6% de los agricultores tiene menos de 35 años”, agregó.

De esta forma, la Federación afirma que para asegurar la competitividad de la agricultura en un momento en el que el encarecimiento de la factura eléctrica ha sumido al sector en una grave crisis es preciso la puesta en marcha de fórmulas que permitan, por ejemplo, asumir los costes energéticos de acuerdo a la potencia real registrada y no la teórica contratada o la posibilidad de formalizar dos contratos al año (uno anual con la mínima potencia y otro de temporada para los meses de máximo consumo pero sin penalizaciones como ocurre con las tarifas actuales de temporada).

Según Del Campo, “también sería deseable la aplicación de un IVA reducido a los regadíos por ser usuarios finalistas, como hace Italia aunque entendemos que la reciente subida anunciada dificulta muy a nuestro pesar esta medida”.