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In English>Francisco Pomares

El Gobierno pretende conseguir alrededor de 56.500 millones de euros hasta 2014 gracias a las últimas medidas de ajuste. El dinero saldrá sobre todo la subida del IVA, que empezará a aplicarse en septiembre, para no perjudicar demasiado la campaña turística. El Gobierno cifra en 13.500 millones de euros el impacto fiscal del ajuste en 2012, en casi 23.000 millones en 2013 y en poco más de 20.000 millones en 2014. Se espera poder ingresar más de 22.000 millones con la subida del IVA, casi 14.000 con la reducción del subsidio de paro y algo más de 9.000 con los recortes en el sector público. El Gobierno ha hecho saber esos pronósticos a los medios de comunicación extranjeros y a los inversores, en una información publicada en inglés en una web del Ministerio de Economía, que -curiosamente- no ha sido facilitada en España, ni divulgada a los medios nacionales tras el Consejo de Ministros.

Es evidente que el Gobierno de la nación anda más preocupado de convencer de que se ha tomado su trabajo en serio a los mercados internacionales, que a los ciudadanos españoles. A fin de cuentas, aquí sólo contamos a la hora de pagar más y cobrar menos. Pero la guerra no se libra sólo en casa, fuera hay que convencer a los que controlan la economía para que aflojen la presión sobre la deuda española. Porque si los nuevos esfuerzos o ajustes no logran parar el crecimiento exponencial de la prima de riesgo, al final lo que ahorremos por un lado se gastará por otro. Seguiremos debiendo lo mismo que ahora, pero seremos más pobres y estaremos peor de lo que estamos ahora. Más o menos lo mismo que le ha ocurrido ya a la cuarta parte de las familias de este país, que se han quedado sin nada pero siguen debiéndolo todo.

Por eso, aún deseando al Gobierno que tenga toda la suerte del mundo en convencer a los dueños de la economía de que esto va en serio, no dejo de preguntarme qué diablos ha ocurrido para que desde hace unos años la economía real del país haya dejado de ser una prioridad para los gobernantes. Porque ahora la única preocupación que se les conoce es salvar el tinglado de las cuentas del Estado. Al final, hay una confusión enorme entre lograr que las cuentas del Estado cuadren y lograr que la economía funcione. Es evidente que lo segundo no es posible sin lo primero. Pero yo creo que tampoco es posible lo primero sin lo segundo, por mucho que se apliquen en el recorte, el ajuste y la propaganda en inglés.