Tenerife acumula una sólida tradición deportiva, acrecentada en las últimas décadas, que la distingue dentro del conjunto del Estado español. La ingente cantidad de personas dedicadas a esta práctica, igual que el caudal de éxitos alcanzados en competiciones regionales, nacionales e internacionales, sitúan al deporte tinerfeño en un lugar privilegiado, con lo que esto supone de orgullo para las gentes de la Isla.
La competitividad de nuestros deportistas, tanto de manera individual como colectiva, se pone de manifiesto prácticamente en todas las disciplinas, sin distinción de sexo o edad. Rara es la competición nacional donde Tenerife no cuenta con una representación cualificada, extremo que se manifiesta también en el ámbito internacional, como veremos próximamente con motivo de los Juegos Olímpicos.
Lejos de obedecer a la casualidad, esta situación tiene que ver con diferentes factores, entre los que sobresalen unas cualidades innatas para la práctica deportiva, fortalecidas por el entusiasmo y el sacrificio empleados en la preparación. Con esta materia prima, del todo indispensable, la Isla ha edificado una estructura deportiva de primer nivel, tanto en medios humanos como materiales, que consolida su pujanza. Incluso en momentos difíciles como los actuales, cuando la coyuntura económica repercute también en este terreno, nuestros equipos y deportistas hacen lo imposible por continuar en liza. No nos coge de sorpresa. Forma parte de la idiosincrasia del pueblo tinerfeño, que históricamente ha dado muestra de su disposición para superar la adversidad, también en el deporte. Porque, lejos de rendirse ante los reveses, sea cual sea su naturaleza (deportiva, administrativa, económica…), siempre halla resquicio para ver la luz.
Por eso estamos seguros de que ahora no será diferente. En peores condiciones, sin esa estructura deportiva a la que aludimos, conformada por dirigentes y entrenadores cualificados, con instalaciones de primer nivel, el nombre de Tenerife ya sonó con fuerza en otras épocas complicadas. Son muchas las viejas glorias de nuestro deporte que nos dan fe de ello, al rememorar las precarias condiciones en las que transcurría su preparación o las vicisitudes de los desplazamientos a la Península o el extranjero. Nadie como ellos para valorar el salto dado en el tiempo.
El contacto permanente que mantenemos con representantes de federaciones y clubes, lo mismo que con deportistas y técnicos, ayuda a apreciar una voluntad común para enfrentar esta situación. Todos ellos ponen de manifiesto el espíritu propio de los deportistas, con valores como la superación y la perseverancia, la ilusión y el sacrificio o la cooperación y la responsabilidad. Si somos capaces de aplicarnos con esas cualidades, estamos seguros de que lo conseguiremos, ofreciendo además una actitud ejemplar para la sociedad isleña. En las próximas semanas, siete deportistas tinerfeños, que podrían ser nueve si, como esperamos, cuentan con nuestros dos paralímpicos baloncestistas, tomarán parte en la cita olímpica de Londres: Mario Pestano (atletismo), Andrés Mata (halterofilia), Eli Chávez (balonmano), Michelle Alonso (natación), Javier Hernández, Alicia Cebrián (vela) y Sergio Rodríguez (baloncesto), a los que podrían unirse Ismael García y Rafael Muiño, en baloncesto. Se trata de una representación de muy alto nivel, que acrecienta nuestro orgullo y estimula a seguir trabajando para hacerla todavía más numerosa en edición sucesivas.
Del mismo modo que sucede con otro paisano, Pedro Rodríguez, baluarte del equipo nacional que levantó anoche la Eurocopa de fútbol. De todas formas, deseo destacar una circunstancia que debemos valorar: estamos por encima de la media española. Tenerife, siendo el 2 % de la población española, aporta 9 olímpicos. España, si se cumpliera la media, debería llevar, aproximadamente, 400 deportistas a Londres.
Todos personifican un mismo compromiso con el deporte y con el territorio, absolutamente ejemplar, que ha de guiarnos para afrontar el futuro con entereza.
* Presidente del Cabildo de Tenerife