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“Las empresas demandan hoy gente con compromiso y pasión”

Rosa María Ollé y Hernán Cerna, durante una de las sesiones en la UVA. | DA

AMANDA LUESMA | Adeje

Aparece en mi pantalla del teléfono el nombre de Rosa María Ollé. Es ella. Viene de la capital tinerfeña hacia Adeje y va a tener unos minutos para concederme una entrevista. Quedamos en su hotel, con una gran y luminosa recepción, pero ella me espera fuera. La veo desde lejos, con una camisa que parece fresca, por su textura, en color negro. Está escribiendo con su iPhone a través del servicio de mensajería instantánea. Me comenta que está “feliz” porque acaba de venir de un almuerzo en Candelaria donde se ha reunido con antiguos compañeros de trabajo de Cobega-Coca-Cola para disfrutar de la gastronomía canaria y poder recuperar los buenos tiempos que durante 22 años pasaron juntos.

Pasamos al bar del hotel, hace mucho calor como para llevar a cabo la entrevista al aire libre. Nos sentamos donde hay más luz y me pregunta que si quiero una “Zero o Light” a lo que yo me decanto por la segunda. Mientras la camarera viene, que tarda un rato en hacerlo, comenzamos a hablar. Nos sentimos cómodas hablando en catalán así que decidimos iniciar el turno de preguntas y respuestas en el mismo idioma. Antes de nada me deja claro que “de usted” nada, así que la tuteo.

Formación amplia

Rosa María Ollé se ha dedicado siempre al mundo de los recursos humanos. Empezó creando un departamento de formación y desarrollo en la propia Cobega que derivó en el departamento de Factor Humano Corporativo. El mundo de la formación siempre le ha llamado así que compaginó su trabajo en la empresa como fuera de ella, y se introdujo en el sector sanitario y el educativo. En 1998 comienza con el coaching, algo desconocido en España. Se formó en Coaching Corporation, empresa que dirige su amigo y compañero Hernán Cerna, otro de los ponentes de la Universidad de Verano de Adeje. Toda esa formación y experiencia que con el tiempo fue adquiriendo le ha permitido, este mismo año, el gran reto de crear una empresa llamada Krecer.

Según su experiencia, cree que lo que se debe tener en cuenta al contratar a un nuevo empleado es que este tenga los mismos valores, o parecidos, a los de la empresa en la que quiere trabajar, es decir que estén alineados. Eso permitirá crear un clima de complicidad en la forma de hacer las cosas, y que se genere un compromiso por ambas partes. Esa es la clave y la diferencia: “compromiso, gente con pasión, con ganas de aprender, flexible y polivalente” es lo que, según Rosa María Ollé, se demanda a día de hoy.

Camino por recorrer

El término coaching, dónde estoy y dónde quiero estar, es algo que a muchos les resulta nuevo. Se puede hablar mucho pero poca gente realmente llega a saber qué utilidad se le puede dar y para qué se necesita. En otros lugares del mundo este anglicismo ya está totalmente integrado en la vida empresarial e incluso en la universitaria. Pero aquí queda camino por recorrer. Rosa María Ollé explica que empezó muy fuerte pero que, debido a la crisis, el crecimiento se ha ido ralentizando, pero que en algunas empresas o multinacionales ya tienen un propio departamento o una persona llamada coach. La crisis llega a todas partes. Pero lanza un mensaje: “Las empresas que comenzaron antes de la crisis a gestionar el talento, incorporando como una herramienta más el coaching, cuando todo esto pase, aunque parezca no tener un final cercano, sacarán el beneficio que les pertenece y las que no hayan sabido adaptarse tendrán que hacerlo”. Cuando habla de “fidelizar el talento” se refiere a que la gente esté contenta en la compañía y que se pueda sentir valorada y llegar a crecer profesionalmente. Rosa María Ollé participó en la Universidad de Verano de Adeje, impartiendo varias sesiones sobre habilidades personales y directivas. Es la primera vez que participa en este proyecto que apuesta por el saber y según dice “le parece fantástico”. Le gusta que desde la Universidad de La Laguna se trabaje en competencias y en habilidades directivas sin importar el grado universitario que se curse: “Desde ingeniería hasta psicología”. “Que se impartan estas habilidades es bueno para poder estar más preparados a la hora de acceder al mundo laboral”. Rosa María Ollé resalta que la diferencia entre conseguir el éxito y aquello que se proponga cada uno no está en los conocimientos, “aunque son muy necesarios”, sino en las habilidades y en la actitud, en las competencias emocionales, esto marca la diferencia, la gran diferencia.

El taller que impartió en Adeje le sorprendió. Primero porque vio a los asistentes algo desorientados porque pensaban que iban a asistir a una ponencia convencional y no vivencial como la que resultó ser. Los alumnos estaban intimidados por la situación pero, poco a poco, se fueron desinhibiendo y mostrándose tal y como eran en las entrevistas que hicieron en el “casting de empleo”. Ahí estaba el cambio. “No dimos recetas mágicas sino que hicimos que lo enfocasen en aquello que más les gustaba”, añade.

El aprendizaje, la meta

La última pregunta que quiero realizarle es la más “incómoda”. Ella me mira asombrada y se ríe cuando le pregunto que qué miembro del Gobierno necesitaría un coach, que no un asesor. No está muy dispuesta a mojarse y es por eso que empieza a dar rodeos sin darme nombre alguno. “Un coach es alguien que te ayuda a conseguir resultados y marcarte objetivos, que te empuja y motiva a conseguirlos, por eso mismo a un político o un empresario, o a cualquier persona, les puede ser útil contar ellos en algún momento, pero sin que se llegue a crear dependencia ya que la meta es el proceso de aprendizaje”. Finaliza la entrevista con esa definición aunque estoy convencida de que algún nombre podría haberme dado e incluso podríamos haber llegado a estar de acuerdo.
Nos levantamos y la acompaño hasta recepción donde tiene que hacer algunas preguntas sobre su alojamiento. Nos despedimos con dos efusivos besos y con el deseo mutuo de disfrutar de la Isla.