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Las llamas, bajo control

Uno de los helicópteros que trabaja en la extinción del incendio forestal. | EFE / CRISTÓBAL GARCÍA

NORBERTO CHIJEB | Santa Cruz de Tenerife

Bajo control, pero no controlado, ni mucho menos extinguido. El incendio que azota el sur de Tenerife desde el pasado domingo por la tarde está llegando a su fin; todavía queda pendiente de sofocar las llamas en los altos de Guía de Isora, entre Tágara y Niágara, donde los retenes tienen secuestrado el fuego que parece que algún descuidado inició el domingo en el pequeño núcleo adejero de Ifonche.

Precisamente ayer, los vecinos de ese pequeño barrio, como los de Tijoco Alto y los del casco de Vilaflor, pudieron regresar a sus casas, que tuvieron que abandonar más que por el temor a ser pasto de las llamas y por la insoportable presencia de humo, visible desde la costa, donde miles de turistas disfrutaban en el mar de las altas temperaturas, ausentes de la realidad que ha tenido en vilo a la isla amable.

Aunque todavía no es tiempo de hacer balance, el incendio forestal, que se puede decir que está casi estabilizado, podría haber quemado solo el 1 por ciento de la masa arbórea de la Isla, anunció ayer el presidente del Cabildo, Ricardo Melchior.

Según se dijo ayer al mediodía, cuando ya se advertía que el incendio estaba en fase terminal, la zona afectada por el fuego tiene un perímetro de 41 kilómetros, y en las 5.200 hectáreas de terreno que abarca se estima que solo se han quemado unas 1.000 hectáreas, de las que en torno a 500 son de masa arbórea, de un total de 50.000 que tiene la isla, explicó Melchior. Este daño se puede considerar, en todo caso, reparable, porque ya es conocida la virtud del pino canario para rebrotar de las cenizas.

Pero seguro que también habrá que sumar otras pérdidas, por el propio calor y la lluvia de cenizas que se ha producido en campos de cultivos o en los bellísimos viñedos de Trevejos (Vilaflor), o en las playas, pero por encima de todo quedará la sensación de que hemos vuelto a vivir otro día de la marmota, que no aprendemos de los errores, pese a que tenemos detrás un largo bagaje de incendios forestales en el estío.

De nuevo ha surgido la controversia, con alcaldes -el de Guía de Isora- quejándose amargamente del poco caso que le hicieron a su pueblo, o vecinos de Vilaflor atónitos al ver cómo el fuego regresaba a su pueblo tras darlo por casi controlado el lunes. Que si los hidroaviones llegaron tarde, que si la pinocha no se recoge… La historia de siempre, cual día de la marmota.

El presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero(d), conversa con un vecino de Ifonche. | EFE

[apunte]Rivero apuesta por definir acciones que potencien el cuidado de los terrenos

DA | Vilaflor
El presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero, dijo ayer en Ifonche, donde comenzó el incendio, que es importante saber con certeza si el incendio forestal que desde el domingo afecta al sur de Tenerife fue intencionado, e insistió en que es necesario endurecer las medidas para controlar a quien de forma imprudente o intencionada causa catástrofes ecológicas.
Rivero destacó la “magnífica disposición” y el “comportamiento ejemplar” de los vecinos de Vilaflor que el martes fueron evacuados por precaución ante la proximidad del incendio al pueblo, y aseguró que sin esa colaboración todo hubiera sido más complicado.

El presidente canario abogó por impulsar medidas que no castiguen, sino que incentiven el cuidado y el cultivo de los terrenos cercanos al monte, “ya que las zarzas secas -afirmó- actúan como pólvora”.[/apunte]