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Menveneno y Menquerello > Ramiro Cuende Tascón

Dos personajes que han pasado por mi vida de forma extraña. El primero era un singular joven, en aquellos tiempos dado en llamar un “perrete”, o sea un chiquillo ruin. El cual, cuando iba a ser castigado por su padre por alguna cuestión, con toda seguridad, para el susodicho, injusta, gritaba desaforado ¡pues menveneno, mira que menveneno! Menveneno quedó para sus amigos el entrañable personaje. Por aquellos tiempos, se criaba solo y con soledad, el que hoy he dado en llamar, Monsieur Menquerello.

Entre los libros que le recomiendo para superar y entender esta parte de nuestra vida, se encuentra “Historia de dos ciudades” de Charles Dickens. En sus páginas, narra la historia de unos pocos personajillos que merodeaban por los palacios de la época, a finales del XVIII, la corte de Luis XVI “el guillotinado”, y de María Antonieta “la déficit”.

Estos eran la mitad de media docena, buscando el modo eficaz de enderezar lo torcido, se habían convertido en miembros de una secta redentorista, la de los resentidos y marginales, “Convulsionistas”.

Por aquel entonces, como los de la foto, meditaban, sin acabar de decidirse, en si deberían echar espuma por la boca, rabiar, rugir, o caer allí mismo -en cualquiera de los salones al uso- en estado de catalepsia, para de este modo enseñar y señalar, el único camino hacia el futuro ¡No puede haber otro!, decían. Y, en leyendo esta joya vuelvo a la realidad, que como de todos es sabido, casi siempre supera a la ficción.

Me zambullo en la prensa del viernes por la tarde -tras la aprobación del PGO- y siguientes, y vuelta que dale. Si no fuera porque para desgracia de unos pocos, la mayoría de la ciudadanía nunca ha vivido mejor. Cierto es, que por la miseria de la avaricia de los neoliberales de la Universidad “Aunque la Cagues te Forras”, y por la inconsciencia de ricos horteras, en la que nos hemos metido, la cosa ha mutado a peor. Aunque soy de los que cree que es posible ajustar las medidas para que las diferencias no se disparen en demasía.

Leo al tal Campos decir “Voy a perseguir judicialmente a Julio Pérez hasta el final” ¡Acabáramos! Luego, al tal Corrales que anunció ejecutar “acciones legales contra la aprobación del PGO y contra los concejales que han votado a favor del documento porque no se puede consentir que se robe al pueblo para regalar a los grandes empresarios”.

Al día siguiente a los de las IS, los de la corriente de opinión interna, aunque externa también si se tercia, que dicen conocer a un chico que un día fue feliz. Para entendernos, quieren una ciudad mona. Eso sí, exigiendo.

Voy a crear este verano una corriente de opinión interna externa, con usted y usted y usted ¡Si le parece bien!