ÁLVARO DÍA S | Garachico
“Se trataba que los niños pasaran un rato agradable”, dijo Pedrito al finalizar su vista al campo municipal de Garachico, donde acudió para participar en la IV Edición del Campus Oficial del FC Barcelona y que orgaNizado por la Peña Los Culegas de Garachico se celebra, en dos turnos, desde principio de mes.
Con sencillez, humildad y, sobre todo, humanidad, el jugador tinerfeño del Fútbol Club Barcelona y bicampeón (un título mundial y un europeo) con La Roja se ganó a grandes y pequeños y fue recibido como un campeón, especialmente por los garachiquenses, que con su siempre habitual, ejemplar y hospitalario comportamiento le mostraron su cariño y afecto.
Pedrito participó activamente con cada uno de los grupos de niños de la FCB Escola Tenerife, para al final del festivo y educativo entrenamiento y tras recibir grandes dosis de empatía de la gran cantidad de personas asistentes, además de varios recuerdos tanto por parte del Ayuntamiento de Garachico como del ya Real CD Gara y que este año celebra su centenario, no parar de firmar autógrafos y de sacarse fotos con niños y grandes. Un momento, sin duda, inolvidable para ellos.
La pasión incluso llegó al vestuario, donde el delantero trataba de cambiarse tras haber alegrado la mañana a los pequeños, pero dado que la ‘pasión’ se desbordó un poquito, optó por abandonar el terreno de juego, entre la admiración de todos, vestido de futbolista.
A Pedro le esperaba otro momento gratificante, pues ayer y tras la Villa y Puerto de Garachico, su próxima parada fue la siempre atractiva visita a las instalaciones del Loro Parque. Allí pudo tomarse unos minutos de relax y dar de comer al león marino que lleva su nombre.
Pedro Rodríguez Ledesma desbordó todas las previsiones el pasado jueves con la presentación de su libro en la sede de El Corte Inglés en Santa Cruz de Tenerife. Allí firmó cientos de autógrafos y atendió gustosamente a los numerosos fans que se acercaron para disfrutar con el crack tinerfeño. Pese a las largas colas de aficionados, a Pedro no se le borró la sonrisa de la cara.