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¡Qué suerte comer de todo!

INMA MARTOS | Santa Cruz de Tenerife

Según expertos en Alergología Clínica, el número de niños y adultos afectados por alguna alergia alimenticia va en aumento. Nada menos que un siete por ciento de la población infantil sufre rechazo a algún tipo de alimento. Aunque algunas alergias pueden ser de tipo hereditario, la meticulosidad a la hora de introducir los alimentos en la dieta del bebé juega un papel fundamental para el desarrollo de las mismas a lo largo del crecimiento. De ahí que los especialistas en Pediatría y los diplomados universitarios en enfermería que pasan consulta a niños en Atención Primaria sean especialmente incidentes a la hora de explicar a los padres cuándo y cómo introducir cada producto en la dieta. Hasta los cuatro meses, con la leche materna basta, pero después, los pequeños necesitan de otros nutrientes para crecer sanos. Ese es el momento de plantear todas las dudas y las preguntas.

La introducción de cada alimento debe hacerse de forma aislada de tal manera que si se produce algún rechazo se pueda saber con exactitud qué fue lo que lo produjo. Dentro de la lista de alimentos más alergénicos en bebés y niños se encuentran, según afirmó el jefe del Servicio de Pediatría del Hospital Universitario Nuestra Señora de la Candelaria, Jorge Gómez Sirvent, la proteína de la leche, el huevo, los pescados azules y algunos cítricos. De las frutas, el melocotón es el que causa mayor número de alergias y de los frutos secos, altamente alergénicos, los más peligrosos son los cacahuetes, las avellanas y las nueces. Con todos ellos, más vale alargar la espera a la hora de darlos a comer al bebé que causar una alergia para toda la vida.
Según indicó el doctor Gómez Sirvent, “tanto el intestino como el sistema inmune de un recién nacido son inmaduros en el momento del nacimiento y con el tiempo van madurando y adaptándose al medio externo. Es por esto que la introducción progresiva de los alimentos es importante por un lado para aportar los nutrientes que en cada momento el cuerpo en crecimiento necesita, y por otro para evitar el rechazo precoz de algunos alimentos que por su composición el organismo todavía es inmaduro para asimilar”.

El pediatra indicó que por su frecuencia “la proteína de la leche ocuparía el primer lugar en el ranking de alergenos”, sin duda.

En sí la introducción progresiva de alimentos en el primer año procura, entre otras cosas, minimizar la aparición de alergias. En esta etapa no sabremos si un niño es alérgico a algún alimento hasta que lo hemos introducido, a lo que hay que estar muy atentos. Si sabemos que en la familia hay una carga alérgica importante a determinado alergeno lo que haremos es retrasar su introducción y hacerlo con mucho cuidado.

Las reacciones alérgicas pueden presentarse con diferentes síntomas, pero “digamos que no hay alimentos concretos que produzcan reacciones más peligrosas. Esto depende, hablando de forma coloquial, de lo intensa que sea la alergia al alimento. Cuanto más intensa sea la alergia a ese alimento más intensa será la reacción alérgica”. Una vez se identifica una alergia, es el alergólogo el encargado de prescribir una dieta denominada de evitación, que excluye los alimentos que la causan de la dieta.

En este sentido, se puede tener alergia sólo a un elemento de un producto, y aunque es posible llevar una vida normal, los padres y después los propios afectados deben prestar mucha atención a las etiquetas de los alimentos y a los contenidos de ciertos platos para evitar sustos, especialmente, cuando se come fuera de casa.