La próxima semana comienzan los Juegos Olímpicos de Londres, una excelente razón para permanecer en casa pegado a la televisión. Y más si los salvajes recortes y las apocalípticas previsiones de Rajoy y sus secuaces nos invitan a eliminar gastos (“que se jodan comercios y restaurantes”, que diría Fabra) en espera de nuevas y peores humillaciones. A los trabajadores, se entiende, que para los defraudadores y los delincuentes hay amnistía fiscal y barra libre.
El ‘efecto patria’. La natación y el atletismo son de obligado seguimiento televisivo. Por definición. En esta cita olímpica, en la anterior y en la próxima. Si además compiten dos monstruos como son Usain Bolt o Michael Phelps, con más razón. En estos casos no hace falta ni que haya españoles cerca para acomodarse en el sofá. Los 100 metros, los 1.500 y una serie de pruebas fetiche de la natación se siguen porque sí. Y punto. Luego, eso sí, existen deportes que adquieren interés por el efecto patria. Así, si hay un español con opciones de medalla somos capaces de seguir la esgrima, el badminton, el piragüismo, el taekwondo, el judo, la lucha grecorromana, el tiro (con arco y sin arco), el tenis de mesa y hasta un partido completo de hockey sobre hierba. En estos casos, nuestro desconocimiento no nos impide culpar al árbitro o a las malas artes del rival de la derrota de los nuestros. Porque en estas dos semanas, aunque los ignoremos durante cuatro años, esos atletas son los nuestros. Y si la presencia de un ignoto ciudadano español genera nuestro interés, si el deportista es además tinerfeño (y en algunos casos seguido y admirado desde hace años), es lógico que nuestra atención se multiplique.
Seis tinerfeños. A Londres 2012 acuden más tinerfeños que nunca: seis. Aunque Eli Chávez (balonmano) lo haga como suplente. O lo que es lo mismo: seis razones más para seguir los Juegos Olímpicos con muchísimo interés. Porque, más allá incluso del vínculo de paisanaje, su trayectoria, esfuerzo y dedicación merecen que le concedamos parte de nuestro tiempo. Alguno, como el haltera Andrés Mata, llega por sorpresa, sin hacer ruido y, por qué no reconocerlo, sin opción alguna de medalla. Mientras, Sergio Rodríguez acude a Londrés como componente de nuestro equipo más mediático (la ÑBA lo llaman) y con todas las opciones de ser el primer deportista tinerfeño en ganar una medalla olímpica. Porque las previsiones más realistas para Mario Pestano (lanzamiento de disco) o para los regatistas Javier Hernández y Alicia Cebrián están más próximas al diploma que a la medalla, aunque… En todo caso, en plena romería de malas noticias, estos seis deportistas nos invitan por unos días a sentirnos orgullosos de ser tinerfeños. Y se merecen que les dediquemos no sólo nuestro tiempo, sino también, por encima de los resultados que puedan obtener, nuestro reconocimiento, nuestro aplauso, nuestro ánimo y nuestro cariño.