... y no es broma >

Banca guay > Conrado Flores

Todo el mundo habla de ellos y casi nadie bien. Son los jinetes del Apocalipsis, el hombre del saco y el lobo de Caperucita todos en uno. Se trata de los bancos, esos que hace unos pocos años hacían nuestros sueños realidad. Esos que nos dieron para el piso, el coche y unas vacaciones en Disneyland que ahora -y puede que también antes- están fuera de nuestras posibilidades. Es evidente que han jugado con nuestro dinero pero también es cierto que nosotros aceptamos el reto y tiramos los dados una y otra vez porque siempre parecía salirnos un doble seis. En cambio, la partida nos ha devuelto a la casilla de salida.

A los banqueros hay que reconocerles que se han ganado nuestro cariño a pulso. Muchos llevaron a la ruina a sus entidades tras juntarlas con otras aún más ruinosas y las abandonaron llevándose indemnizaciones y jubilaciones multimillonarias. ¿Cómo volver a confiar en ellos? Nos prometieron el paraíso y la verdad es que estuvo bien hasta que mordimos el fruto del árbol prohibido y fuimos expulsados del huerto del Edén. Nos dijeron que no pasaba nada y nos pudo la tentación. Así que pecamos.

Y ahora que los usuarios nos sentimos engañados parece que la banca ha decidido humanizarse. Los banqueros han escondido el tridente y algunos, viendo que captar un nuevo cliente va a ser más difícil que pescar a pulmón, hasta nos piden perdón. Deberían ver los anuncios publicitarios de esta nueva banca del buen rollito, en la que nos venden una imagen Zen más forzada que la puerta del baño de una gasolinera. En todos ellos aparece gente serena y equilibrada, disfrutando despreocupadamente de la lectura y el tiempo libre. Estoy seguro de que los actores tuvieron que emplearse a fondo para meterse en el papel.

Me gusta mucho uno en el que sale un señor maduro sentado en un embarcadero mirando al horizonte. No sabe uno si está planeando contratar un plan de pensiones o saltar al agua y que parezca un accidente. También es muy típico el de la joven pareja que entra por primera vez a su piso y se pone a pintar y a decorar. Puede que hoy estén ejecutando su vivienda.

Es la nueva “banca guay” y es así. Y dicen que quieren hacer nuestros sueños realidad. Sí, otra vez.

Quién sabe, quizás con un poco más de tiempo nos lo volvemos a creer.