la última >

Fuga de capitales… y de la vergüenza > Rafael Torres

A cerca de doscientos veinte mil millones de euros asciende la suma sacada de España en el último semestre.

Esa brutal fuga de capitales, ejecutada, al parecer, sin disimulo, a la luz del día, en uso del derecho de los ricos a llevarse el dinero donde quieran, atropella, sin embargo, un derecho superior, el de cualquier nación a defenderse de esa especie de terrorismo dinerario capaz de hundir a un país en la miseria.

La pasividad del Gobierno central, que contrasta con la firme beligerancia del gobierno provisional de la Segunda República Española, que, como se sabe, fue saludada a su advenimiento con la masiva fuga al extranjero de los dineros de aquellos que desde el primer día conspiraron contra ella, no hace sino agravar el suceso por la sensación de impunidad y de todo vale que alimenta y transmite la dicha inanidad del Ejecutivo.

En tanto, se urden planes para despojar de sus ahorros legítima y honradamente obtenidos a los miles de ciudadanos que los creyeron seguros en sus cajas de siempre, bien que convertidas sin que lo supieran en cuevas de ladrones donde apilaban el botín sin que las instituciones de control bancario (Comisión Nacional del Mercado de Valores-CNMV-, Banco de España -BE-, etcétera) dijeran ni pío, se permite este despojo de la fuga de capitales, que lo es, despojo, pese a la supuesta propiedad particular de ese dinero, cuyo origen no está, en tantos casos, tan claro como el de los modestos ahorradores.

Con esos miles y miles de millones que se van nadie sabe dónde, que se esfuman como la vida en nuestras serranías calcinadas, desaparecen inversiones, empresas, puestos de trabajo, impuestos, consumo, crédito y servicios públicos de todo tipo.
Mas, según parece, para quienes así hurtan al país la oportunidad de reconstruirse y rehacerse, ni hay quitas, ni mermas, ni exigencia de responsabilidades, ni reproche legal ni institucional alguno.

Con esos capitales que se fugan, que se sacan a pasear y si te he visto no me acuerdo, se fugan también los últimos adarmes de vergüenza de quienes, en vez de saquear los ahorros de la gente de este país, debieran combatir el saqueo general de España.