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La medalla tinerfeña > Norberto Chijeb

A una semana vistas de la clausura de Londres 2012, estos Juegos pasarán a la historia como los últimos del gran Michael Phelps, que se va dejando un récord insuperable -22 medallas, 18 de oro, en tres Juegos-. Junto al nadador de Baltimore, quedará, también en la pileta, el de la joven china Ye Shiwen y su récord estratosférico en los 400 estilos, y en plan doméstico, las dos medallas de plata de Mireia Belmonte, una de las escasas alegrías de una representación española en pleno declive olímpico, aunque todavía estemos en condiciones de mejorar nuestra presencia en el medallero, con la fase final de los deportes de equipo, la natación sincronizada y alguna captura en vela, atletismo, triatlón o remo. Una cosecha, en todo caso, supongo que inferior a la que hemos ido recogiendo desde que explosionamos en Barcelona 92 con aquellas 22 preseas.

Fue entonces, justamente, con la aplicación del plan ADO (Ayuda al Deporte Olímpico), cuando llegó la primera medalla para una mujer española -Miriam Blasco, en judo- y desde entonces nuestras deportistas se han acostumbrado a subir al podio, tanto que al día de hoy son ellas las que tiran del discreto carro del olimpismo español.

Unos Juegos donde China y Estados Unidos, como se presumían, dilucidan el dominio del deporte mundial, ante el derrumbe de antiguas potencias como Alemania y Rusia, superadas ya por un gran progreso de Corea del Sur, Gran Bretaña y la sorprendente Francia, quien ha hecho un copia y pega del ADO que les está yendo muy bien. Aquí, en España, mientras tanto, mientras tanto reducimos recursos y apenas nos acordamos de los tres grandes deportes puramente olímpicos -atletismo, gimnasia o natación- cada cuatro años, cuando diarios, radios y televisiones se olviden de que todo es el Barcelona y el Real Madrid.

Una llama olímpica que se apaga y que sigue sin dar la primera medalla al deporte tinerfeño, a la espera de ese gran lanzamiento de Mario Pestano o de Sergio Rodríguez suba al podio con la selección de baloncesto. Mientras tanto, al menos, habrá que felicitarse por el primer diploma logrado por el haltera lagunero, nacido en Venezuela, Andrés Mata, o el meritorio comportamiento de los regatistas Alicia Cebrián (11) y Javier Hernández (12). Ya haber llevado hasta Londres a seis deportistas (Eli Chávez fue de suplente en balonmano) ha sido todo un récord. Y participar, como decía el barón de Courbertein, es lo que importa, aún hoy que el olimpismo tiene poco de romántico, poco de amateur. Bye, bye, London!