opinión>

Olimpiadas y ciencia: cerrado por vacaciones> Rubén López*

La regatista Marina Alabau, brillante ganadora de la Medalla de Oro sobre su tabla de windsurf olímpico ha dicho: “No hay ayudas y no se podrá progresar”; y su segunda conclusión ha sido: “Un error muy grave de España ha sido no votar a favor de que esta especialidad siga en las próximas” (olimpiadas). A los deportes los tutela ahora el ministerio del Interior mientras la Ciencia se incluye en el ministerio de Economía. El ministro del ramo ha declarado en las Cortes que la Ciencia en España sufre una “deficiencia estructural… al ser dependiente de subvenciones estatales”. Para tener una información fidedigna sobre Investigación y Desarrollo (I+D) por qué no pregunta a la canciller Merkel o al presidente Obama sobre qué poderosas razones llevan a sus muy desarrollados países a incrementar durante los tiempos de crisis las dotaciones destinadas por sus estados. ¿De dónde piensa que afloran en los países avanzados las múltiples patentes que juegan un papel básico para engrandecer a esas naciones.

¿Dónde se encuentra en España, por citar un ejemplo en biomedicina, esa Gran Farma que podría apoyar a nuestra I+D, cuando en nuestro país tenemos simples sucursales de la industria farmacéutica extranjera? Este entramado propicia que cualquier hallazgo científico de potencial relevancia se remita a su casa matriz en Alemania, USA, Suiza, etc. Cabe preguntarse qué hacen los ilustrados asesores de los ministros y sus acólitos al leer los borradores pergeñados por sus jefes ¿callan y otorgan o, como es su obligación, cubren las lagunas culturales de sus superiores? Y, así nos encontramos con que la universal ventana que proporciona una olimpiada se va cerrando desde las excepcionales 22 medallas de Barcelona a las 17 de hoy, solo que cinco olimpiadas más tarde. Por nuestro I+D dudo que sigamos siendo el 17º país de la UE en financiación. Solo el 1,35% de su PIB (menor que el de Chequia).

Tanto los jefes como sus asesores no son capaces de percibir la importancia que para una sociedad desarrollada representan argumentos tan fundamentales como los dos que figuran en el título. Nuestra vida se va limitando a cuchichear sobre economía. Me pregunto si los padres de la hermosa idea de crear una Europa Unida sabían de antemano que serían los criterios impuestos por los mercaderes los que perdurarían para bien de unos pocos y desgracia de muchos hasta llegar a relegar a un segundo plano a los países declarados “malditos” o PIGS (los cerdos, en lenguaje de superioridad anglosajona).

He trabajado durante 43 años en el Centro de Investigación Biológicas del CSIC, y, por vez primera desde su fundación en 1958, este emblemático centro (y supongo que otros también) se ha visto obligado a cerrar sus puertas durante una quincena de agosto. No hay dinero les han dicho. Esta es la guinda que el ministro De Guindos y sus asesores regala hoy a España. Parecería decirnos que los españoles no servimos para esto, o es simplemente que nuestros gobernantes no saben de estas materias y de su influencia en las sociedades avanzadas. El “que investiguen ellos” es pasado y Unamuno era filósofo y de Ciencias no sabía nada. Pero, tal vez solo se trata de soslayar el que España precisa urgentemente desarrollo científico y escuela.

*Profesor de Investigación del CSIC