El Diario del Coach >

Prima de riesgo > Andrés Brito

Supongamos que fueses una persona hipertensa. ¿Te pasarías el día analizándote la tensión arterial una y otra vez, o hacerlo de forma tan compulsiva podría llegar a generarte una ansiedad innecesaria?

En mi opinión, esto mismo es lo que está ocurriendo con la prima de riesgo en la prensa española desde hace algunos meses: ¿tiene sentido estar continuamente pendientes de si sube o de si baja unas décimas? Además, y por desgracia, hacerlo no parece tener efecto alguno en la mejora de la economía y sí en la sensación de alarma que tenemos en España sobre la grave situación económica que nos está tocando atravesar.

¿Acaso te ocurre lo mismo con otros factores de medición presentes en tu vida como, por ejemplo, cuánto pesas si estás siguiendo una dieta? Es decir: ¿subes y bajas de la báscula incluso varias veces al día? Veamos más ejemplos: ¿llamas a cada momento al servicio de consumo de tu operador telefónico para saber al segundo tu cifra de gasto? ¿Miras sin parar el e-mail, incluso de noche, por si te entra un mensaje nuevo a pesar de no estar esperando uno importante? ¿Están tus ojos más pendientes del reloj que de la tarea que quieres concluir?

Desde el coaching este comportamiento, si es valorado por el cliente como excesivo o desajustado, se aborda con una simple pregunta: ¿para qué lo haces? Puede que la respuesta te sorprenda porque rara vez, como con la prima de riesgo, ese medir una y otra vez tiene secuelas prácticas en el resultado.

Si tu objetivo es bajar de peso y para ello consultas con un dietista comprobarás que por regla general te indicará que bastará con que te peses una vez a la semana para comprobar si te estás acercando o alejando de tu propósito, ya que esto te llevará a que continúes con el mismo procedimiento o introduzcas las correcciones necesarias según el resultado obtenido. Medir es importante porque nos permite conocer qué grado de consecución de nuestra meta hemos alcanzado, pero hacerlo obsesivamente no sólo no hará que lleguemos antes al estado deseado sino que puede, incluso, que hasta nos retrase.

Reflexiona: ¿qué meta quieres conseguir? ¿En cuánto tiempo? ¿Qué factor de medición estás utilizando? ¿Cada cuánto lo consultas? ¿Cuál es tu plan de ajuste en caso de que tus acciones no te acerquen al objetivo?

www.andresbrito.com