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Razones para un adelanto > Francisco Pomares

Alberto Núñez Feijóo, presidente de la Xunta gallega, anunció el lunes el adelanto de las elecciones regionales en Galicia, para hacerlas coincidir con las que se celebran en el País Vasco el próximo 21 de octubre. Feijóo ha explicado que lo hace atendiendo a la situación económica actual y para evitar que los ciudadanos tengan que soportar dos procesos electorales, con el gasto que ello implica. Feijóo tiene todo el derecho del mundo a adelantar las elecciones en Galicia cuando le plazca, dado que esa es su prerrogativa y, además, se trata de una idea bastante razonable: permitirá al Gobierno que salga de las urnas -todo apunta que volverá a estar presidido por él mismo- acometer el complejo año 2013 sin interrupciones ni complicaciones electorales.

La cuestión es que Feijóo no hace coincidir las elecciones para reducir costes: se trata de dos procesos en dos regiones diferentes, y que las elecciones sean el mismo día o en días distintos no tiene ningún efecto práctico sobre la economía. El argumento da un poco de risa, Feijóo debería haberse molestado en buscar alguno más solvente.

El adelanto de las elecciones gallegas esconde dos preocupaciones que nos hablan del estado de ánimo del Gobierno y el Partido Popular en el reinicio del curso político. La primera de esas preocupaciones es el creciente deterioro de las expectativas electorales del PP. La vieja máxima de que la crisis pasa factura a todos los partidos, pero más que a nadie al que gobierna, se está cumpliendo de manera exacta: el PP ha perdido en los sondeos ya diez puntos porcentuales sobre sus resultados de hace menos de un año. Y las cosas seguramente irán a peor si se produce el rescate y el Gobierno pierde toda capacidad de maniobra. Feijóo ha llegado a la conclusión de que las cosas no van a estar mejor para el PP en marzo del año que viene que en octubre de este, y por eso adelanta acontecimientos. Así de sencillo. De paso, hacer coincidir la celebración de las elecciones gallegas con las vascas supone un balón de oxígeno para el Gobierno de Mariano Rajoy. Y se atiende así a la otra preocupación -no todo es economía- de este momento político: aún no se sabe quien ganará las elecciones en el País Vasco, pero ya es obvio que las perderán el PSOE y el PP, y será un partido nacionalista el que se alce con la mayoría minoritaria. Los más optimistas del Gobierno esperan que ese partido sea el PNV, pero Bildu tiene hoy muchas posibilidades de convertirse en la fuerza más votada. El efecto de ese resultado, con el PP retrocediendo a una posición muy testimonial en el País Vasco, no es una buena noticia para un Gobierno que a pesar de su holgadísima mayoría absoluta vive una situación de horas bajas.

Una más que probable mayoría del PP en Galicia -es muy posible que Feijóo revalide su Gobierno- permitirá al PP distraer la atención del complejo panorama que -para el Gobierno de Rajoy y para España- se abre en Euskadi con la previsible creación de un frente soberanista instalado en Ajuria Enea.