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San Andrés, ¡qué alegre era! > Ramiro Cuende Tascón

Y cuánto lo puede ser aun, si no fuéramos tan cortos de miras, tan desconfiados y pacatos, tan poco generosos. Sufro al pensar que el destino logró abandonarlo a su suerte, con la sola finalidad de dar satisfacción a jacobinos y desheredados de la vida, que solo tienen tiempo y miras para deshacer y destruir, incluso lo no hecho. No vaya a ser que alguien gane algo o genere puestos de trabajo, o riqueza, o vaya usted a saber.

El otro día leí que se han reunido para debatir sobre el futuro del turismo en Canarias, por enésima vez, me parece bien. Me vinieron a la memoria lugares, actuaciones y experiencias recientes que en nuestra tierra no tienen cabida por la manía de atender a un montón de aburridos que niegan siempre la mayor. Me refiero a los -ecocursis- y a su torpe inmovilismo. Hay que cambiar sí o sí. San Andrés tiene algo de que ver con Macondo, la tierra de los Buendía, y con la soledad ¿Cien años? No sé, algunos seguro. Parece un lugar desterrado a pesar de su encanto, y de ser la puerta de Anaga. De seguir así, lo invadirán las ulagas.

El barrio pesquero se ha quedado sin frente marítimo. Les han dicho que la escollera no se va a construir porque “no hay dinero”. El Gobierno de España, el de Canarias, el de Tenerife, el de Santa Cruz dicen que no hay dinero, y el tiempo pasa y nos vamos haciendo viejos. Unos por otros, más los ecocursis, y San Andrés sin barrer.

Gente trabajadora, como Ramón Plasencia y su familia, Idaira Hernández la de Top Anaga, o como Fernando González, vecino del barrio pesquero que dice con tristeza: “Llevamos más de 40 años esperando por la escollera”, se queja, “la gente ya no viene ni a comer”. Y mientras pasa lo que pasa, el concejal Fernández de Sí se puede o No apoya que el Ayuntamiento no sea partidario de un puerto deportivo en San Andrés, pero no dice de que es amigo, expresando en un comunicado su “satisfacción” por la respuesta dada por el actual gobierno de Santa Cruz a una pregunta de su formación en relación con la construcción de un puerto deportivo en el pueblo pesquero. Por cierto, como siempre los arreglos del barrio y de Las Teresitas se hacen en agosto, para que haya ambiente. Los que sabemos con quién nos las habemos, y creemos en ese, y en otros, puerto pesquero y deportivo, tras el espaldón de la Dársena, perfectamente complementario con zonas de baño, ocio y disfrute no comprendemos tanta desidia. ¿Por qué NO a esa acción que generaría riqueza, vida y un frente marítimo más amable?

Detesto las prédicas solemnes de pastores inciertos ¡Qué le voy a hacer! Disfrute.