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Septiembre: día 1, ¿el fin del mundo?, por Álvaro Díaz

En la etapa de estudiante era el mes clave para aprobar las asignaturas pendientes y el final de la cuenta atrás para el fin del verano. Ahora, es algo más que una fecha. Mientras vives, o al menos lo intentas, disfrutar el presente, todos te citan para un a priori -según cuentan- fatídico 1 de septiembre, día en el que a partir de ese momento hasta muchos dudan de que el sol volverá a salir y en el que te citan desde para llevar el dichoso certificado de residencia en la boca -así te lo ven mejor-, para algo tan usual si vives en islas como es el desplazarte, como seguir sufriendo la cascada de recortes y las brutales subidas de la cesta de la compra.

En el deporte es una pena que llegue ese terrorífico día porque, por ejemplo, no vamos a poder seguir disfrutando con la sesión golfa que la Liga de Fútbol Profesional regala en agosto a los aficionados con partidos que empiezan un día y acaban el siguiente. Y es que a los campos de fútbol sólo les hace falta ambientarlos con luz y música de discoteca para que más que un recinto deportivo se conviertan en auténticas terrazas de verano. Lo dicho, qué pena que el 1 de septiembre se acabe la fiesta.