Después del paréntesis >

Sin el euro > Domingo Luis-Hernández

La prensa extranjera escribe que echarán a España del euro. Y es noticia de la prensa de aquí que Barclays retira capitales de la filial española en precaución de que España salga del euro. Asimismo la fuga de capitales alcanza ya cifras casi dramáticas. ¿Qué ocurre, que Europa anda aturdida, como sugiere el gobierno, o que Europa se ha dividido en dos? Norte frente a Sur a expensas de los derrochadores. Además, Europa no puede soportar el peso del rescate de un país como España, a expensas de llevarse por delante a Italia, y eso que hemos sobrepasado y estamos en índices peores de los que llevaron a la intervención de Irlanda.

Luego, si tal cosa se produjera, nos sorprendería una devaluación contundente de la nueva peseta. Ganaremos con las exportaciones, dicen, pero confirmaremos ser pobres. ¿Eso le interesará a Alemania? Es posible. España, Grecia y los nuevos socios del Este no son un problema económico fuera del euro, son un problema político y económico dentro de él. Dos Europas, ya digo, y a comenzar de nuevo.

Si se mira bien el desastre, en este momento sería trágico que nos dejaran solos los europeos. Vivimos en un país que siembra la diferencia como principio gracias al peor gobierno de la historia de la nueva democracia española. Priman los subterfugios y las mentiras. Afirmaron que España estaba muy mal, pero que ellos la arreglarían. España está peor, pero no porque ellos la hayan fastidiado, sino porque los otros la dejaron mal, muy mal. ¿En qué quedamos? Patético, Rajoy patético, un Rajoy que no terminará el mandato, cual ya escribe hasta El País. Se aduce para el cambio la presión de la Europa solvente, como ocurrió con Grecia o con Italia. ¿Pero que arreglará un tecnócrata, que ya no destroce Rajoy? Poco. Por eso (no tanto porque es pronto) se aplaza al sustituto y la prensa extranjera comienza a afirmar que nos echarán del euro. O nos dividirán en dos, como ocurre en Cuba: pesetas convertibles para pagar a los acreedores y pesetas comunes para los naturales.

La ruina no es sólo económica, pues. La voz de la calle ya cuestiona la legitimidad de un gobierno que ha lanzado por el sumidero todas sus propuestas electorales. Exige un referéndum. No lo conseguirá. Pero las voces y las encuestas comienzan a ser atronadoras. Por eso un portavoz capacitado del PP alegó que cumplen con el programa electoral. Porque el programa decía que nos salvarán del sufrimiento. Eso se verá al final de la legislatura y eso fue lo que se votó por mayoría absoluta. ¿Cinismo o caradura? Y un ministro de todos conocido (Montoro se nombra) no tuvo apuro en declarar que los 350 puntos de la prima de riesgo de Zapatero no era real, la enmascaraba el Banco Central Europeo comprando deuda española. De lo cual se deduce (y así lo oyó Mario Draghi) que España está ahora igual de mal a como lo estaba antes, pero que no se tenía en cuenta porque el BCE era el amigo de Zapatero y es el enemigo declarado de Rajoy. ¿Cinismo o caradura? ¿Cómo puede mantenerse en un gobierno a un ministro capaz de aducir semejante mamarrachada para justificarse?

Cito algunas lindezas más. Mientras la enseñanza pública se va al garete y la presión sobre los trabajadores tiene visos de tragedia, la privada ganó el ejercicio pasado una considerable suma de millones gracias al 59% de los ingresos con dinero público. Segunda: las ciudadanas de este país andan con dolor de cabeza al escuchar al ínclito y progresista ministro de justicia (que se nombra Gallardón) que excluirá de la ley del aborto los casos de malformación del feto. Detrás de esa maniobra se encuentre la ultraderecha de España, que desde tiempos inmemoriales impone como universal lo que no comulga con sus preceptos religiosos. Según ellos, la ley del aborto obliga incluso a las que no quieren ser obligadas a abortar. Una tercera: gracias al favor que el gobierno de derechas de España le concedió a los solidarios empresarios de España los expedientes de regulación de empleo ascendieron al 66% en los cinco primeros meses de 2012.

El peor gobierno de la nueva democracia de España comienza a temblar. Así, un presidente con los ojos más abiertos que una lechuza calla como el mudo de los Hermanos Marx. Y un partido que gobierna con decretos leyes y actúa unilateralmente con la ayuda de sus incuestionables preceptos ideológicos dicta compromisos de obligado cumplimiento a la oposición. Lealtad inquebrantable o sufrirá el estigma del antipatriotismo. Y una más: no salir miembro alguno del PSOE a la calle en manifestación pública cuando los agentes y grupos sociales nos convoquen.

¿Cinismo, atrofia mental o caradura? ¿Alguien da más?