ÁLVARO LADRÓN DE GUEVARA | Valle Gran Rey
Desde que se dio la orden de desalojar Valle Gran Rey decidieron que lo que tenían que hacer era abrir su consulta médica y atender gratuitamente a todos las personas que lo necesitaran. Ellos son Oliver Weber y Alexandra Milosavljevic, un matrimonio de médicos alemanes que están afincados en este pueblo gomero. Nos cuentan que esa noche fue muy angustiosa, hubo bastantes casos de crisis de ansiedad y varios ataques de epilepsia. Su consulta se convirtió en el único lugar donde se prestaba asistencia médica para los cerca de 3.000 desalojados. “Atendimos sobre todo a personas que estaban muy nerviosas pensando que se les iban a quemar todas sus cosas y también algunas luxaciones como torceduras de tobillo”, nos cuenta Oliver recordando que la consulta permaneció abierta hasta el día siguiente y que, incluso, hubo bastantes personas que se quedaron a dormir. Fue un gran apoyo para todos, para los españoles que tuvieron dos médicos a su disposición y para los alemanes que encontraron un lugar familiar donde reunirse.
Pero su solidaridad no acabó ahí, ni mucho menos, la consulta de estos médicos se convirtió en los días siguientes en el centro de reunión, continuaron pasando consulta de forma desinteresada e iban contagiando su espíritu de movilización solidario a todos los que se acercaban por ahí. Se organizó una recogida de ropa y enseres que fue creciendo hasta ocupar todo el almacén de la clínica. También se han recogido donaciones en metálico que se van a gestionar directamente con los afectados. Se organizan cuadrillas de voluntarios para ayudar a limpiar las casas de escombros y se ayuda particularmente a los vecinos alemanes que tienen dificultades para entender los temas burocráticos. “Nuestra casa también está afectada y entiendo como se siente la gente. Lo mejor es mantenerse activos y ayudar con lo que cada uno pueda para poder superar esta dura situación sin caer en depresión”, asegura Alexandra.
Voluntarios extranjeros
Su caso no es el único, otros extranjeros de muy diversas nacionalidades residentes en La Gomera lo están dando todo para ayudar a la comunidad. Cornelia Falkenberg es un buen ejemplo de ello, ha puesto sus apartamentos turísticos a disposición de todos aquellos voluntarios que vengan de fuera a realizar cualquier trabajo desinteresado en Valle Gran Rey. Y no son pocos, muchos centroeuropeos y nórdicos están muy comprometidos con La Gomera porque aquí disfrutan de unas vacaciones únicas por su naturaleza y tranquilidad. Se ofrecen a venir un gran número de profesionales para reconstruir casas, otros quieren participar en la limpieza de palmeras y de las zonas ecológicas afectadas e, incluso, hay propuestas para cuidar a los niños mientras los adultos trabajan en sus casas y huertas.
Todos ellos quieren echar una mano pero son tantos que pueden convertirse en un apoyo fundamental para que la isla de La Gomera pueda levantarse de este duro golpe y volver a caminar. Es la solidaridad de los que una vez nos visitaron y se quedaron prendados por la magia de esta isla… a bien seguro que los gomeros se lo agradecerán.